José Arroyo ganó la Alcaldía de Pujilí, derrotando la discriminación

En el centro de Pujilí, Cotopaxi, las personas se detienen y se ponen alrededor de José Arroyo, alcalde electo de esa ciudad. Son decenas de simpatizantes que sacan sus celulares y esperan un momento para abrazar al político y conseguir una fotografía. Arroyo sonríe, los saluda, les agradece su voto.

Lea más: En 90 días se comenzará a pagar a los miembros de las Juntas Receptoras del Voto

Arroyo ganó las últimas elecciones a la Alcaldía con el 63,71% de apoyo. Alcanzó 46 puntos de ventaja sobre su inmediato seguidor, Luis Ugsha, quien buscaba la reelección.

Arroyo tiene 42 años. Es ingeniero en Diseño y licenciado en Administración de Empresas Turísticas. Además, estudió Ciencias Políticas y Administración Pública. Por sus actividades económicas ha registrado 154 dólares desde el 2008 hasta el 2017 y 44 dólares de impuesto a la renta, según los registros del Servicio de Rentas Internas.

Las inscripciones para las elecciones seccionales ya fueron oficializadas cuando el ataque se registró. Desconocidos atentaron contra el candidato por el Movimiento Unión Cantonal por el Cambio en las afueras de su domicilio en Pujilí. El reloj marcaba las 21:00 del domingo 18 de septiembre de 2022.

Le puede interesar: Resultados elecciones 2023: los 7 vocales de Participación Ciudadana y Control Social ya están definidos

En un documento se detalla que dos personas no identificadas lo atacaron a Arroyo con un arma corto punzante. Le provocaron heridas en el abdomen y en parte de sus extremidades. En forma inmediata fue trasladado a una casa de salud para la atención. Ha tenido otros dos atentados en su vida. Las investigaciones por estos hechos no prosperaron.

Habla abiertamente de su opción sexual y dice que sueña con el día en que las personas no sean discriminadas “por la forma en la que aman”. El apoyo popular se dio en un contexto difícil. Pujilí es uno de los cantones con mayor número de fieles católicos. En la campaña, uno de sus adversarios calificó a las minorías sexuales como “una plaga”.