03 mar 2025 , 09:00

Del agua en las calles a la economía del turismo: la evolución del Carnaval en Ecuador

Ciudades como Cuenca, Guaranda o Ambato adaptaron los festejos por el Carnaval y los institucionalizaron.

   

El Carnaval es una de las festividades más esperadas por los ecuatorianos. Siempre lo ha sido, aunque con el tiempo algunas costumbres han cambiado para bien.

En las décadas de los ochenta y noventa, los juegos eran más bruscos. Arrojar agua a los transeúntes era una práctica común en los barrios de muchas ciudades, aunque no siempre bien recibida. Sin embargo, a veces el agua no bastaba. Se recurría a harina, huevos, tintes y otros elementos, lo que generaba tanto diversión como molestias entre la población.

Imagen de 1989. Un grupo de niños moja a dos mujeres que caminaban por el sur de Guayaquil durante el Carnaval.
Imagen de 1989. Un grupo de niños moja a dos mujeres que caminaban por el sur de Guayaquil durante el Carnaval. ( )

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Las playas han sido, históricamente, el destino favorito de los ecuatorianos para celebrar el Carnaval. En 1994, la vía Guayaquil-Santa Elena tenía menos controles, y los buses viajaban abarrotados, con conductores que aprovechaban la alta demanda para subir las tarifas. Muchos ciudadanos llevaban su propia comida, y las playas, al igual que hoy, se llenaban de familias y amigos dispuestos a disfrutar del feriado.

Los desfiles también han sido una constante en la celebración. En ciudades como Guayaquil o Salinas, la elección de la reina del Carnaval es una tradición de larga data que sigue vigente, acompañada de comparsas, música y carrozas que llenan de color las calles.

Una de las playas de Salinas en el feriado de Carnaval en 1994.
Una de las playas de Salinas en el feriado de Carnaval en 1994. ( )

El Carnaval tiene raíces ancestrales y es celebrado en distintos países antes del inicio de la Cuaresma cristiana. Su origen se remonta a los festivales paganos de la antigua Roma, como las Saturnales, donde se permitían excesos y festejos antes de los días de ayuno y penitencia. Con la expansión del cristianismo, la festividad se adaptó a diferentes culturas, dando lugar a manifestaciones únicas en cada región, como el fastuoso Carnaval de Venecia, el vibrante Carnaval de Río de Janeiro o las tradicionales comparsas de Barranquilla.

En Ecuador, ciudades como Cuenca, Guaranda, Riobamba, Ibarra o Ambato adaptaron los festejos por el Carnaval y los institucionalizaron. En la última ciudad, por ejemplo, la celebración se llama la Fiesta de la Fruta y de las Flores, que este 2025 cumplió 74 años.

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Adicionalmente, el Carnaval no solo es sinónimo de tradición y alegría, sino también de un importante movimiento económico. Es uno de los feriados que más turistas moviliza en el año, beneficiando a hoteles, restaurantes y comercios en todo el país. Durante el Carnaval de 2024 se registró un total de 63 millones de dólares por concepto de gasto turístico, con más de un millón de desplazamientos en todo el país.

Imagen de este domingo 2 de febrero de 2025. La reina de Ambato desfila en un carro alegórico a propósito de la Fiesta de la Fruta y de las Flores.
Imagen de este domingo 2 de febrero de 2025. La reina de Ambato desfila en un carro alegórico a propósito de la Fiesta de la Fruta y de las Flores. ( )
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