Dos años después del deslave que sepultó a cinco barrios en Alausí, el suelo aún muestra cicatrices de la tragedia
A pesar de ello, algunas familias han regresado a vivir en la zona de riesgo, sin electricidad ni agua, porque aseguran que no tienen otra opción
A dos años del deslave que sepultó cinco barrios en Alausí (Chimborazo), el lugar aún carga la memoria del desastre. El suelo sigue abierto, marcado por cicatrices de tierra removida.
En la zona cero, una extensa área verde ha comenzado a cubrir los escombros. Pequeños árboles y maleza crecen entre los restos de paredes derrumbadas, techos y pilares de las 57 viviendas destruidas, así como del coliseo cantonal.
Son rastros de lo que dejó el 26 de marzo de 2023, cuando la tierra se tragó 24 hectáreas, dejando 65 muertos y 10 desaparecidos. Desde entonces, la zona fue declarada en alerta naranja y se estableció un polígono de riesgo de 247 hectáreas.
“La recomendación que siempre se ha realizado por el Estado, es que se declare zona no habitable, por los riesgos que aún están activos por el tema del deslizamiento”, expresó Diego Villacís, director del Ministerio de Desarrollo Urbano de Chimborazo.
Sin embargo, 104 casas siguen en pie dentro del área de riesgo. Y pese a la tragedia y al peligro latente de nuevos deslaves, 22 familias han regresado.
Han levantado muros de contención con ladrillos, restaurado y pintado paredes, porque aseguran que no tienen a dónde ir. Viven entre la zozobra, sin electricidad ni agua, pastoreando los pocos borregos y vacas que les quedan.
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“Los pocos ahorros que uno se ha tenido, pues, ya no alcanzaba, ya no teníamos para pagar renta. Decidimos regresar no solo yo, sino los vecinos del frente y más bajo...”, dijo Pedro Guerrero, damnificado.
“Prácticamente como estamos desamparados, no tenemos seguridad ni siquiera tenemos iluminación", expresó Geovanny Arrieta.
Mientras tanto, otras familias siguen en casas de parientes o pagando arriendo. La montaña que colapsó dejó un saldo de 1 600 damnificados. En 2023, el gobierno de Guillermo Lasso prometió reconstruir al menos las 57 viviendas destruidas, pero hasta ahora lo único visible es un terreno aplanado y un muro en construcción en Mullinquis, a dos kilómetros al sur de la zona del deslave.
Aunque no se ven estructuras levantadas, desde la dirección provincial del Ministerio de Vivienda se sostiene que el proyecto está por concluir.
Mientras el plan estatal avanza lentamente, seis familias que no forman parte del programa del Miduvi han empezado a construir sus propias casas en un terreno donado con ayuda de la comunidad, migrantes en el exterior y donaciones de instituciones públicas y privadas. La obra tiene un 80% de avance y se ejecuta en el sector de Sinancumbe al sureste de Alausí.
Dos años después del desastre, las alertas de nuevos deslizamientos persisten y la incertidumbre sigue marcando el día a día.
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