Derrumbes, crecidas de ríos y la erosión del río Coca han provocado daños en 16 ocasiones a las tuberías del SOTE y OCP
Los derrames petroleros, la regeneración ambiental y la construcción de variantes generan egresos millonarios.
El Sistema de Oleoducto Transecuatoriano, SOTE, ha tenido 78 roturas desde 1972, cuando terminó su construcción, según el Ministerio de Energía y Petroecuador. 14 incidentes suma en los últimos cuatro años.
El último fue el 16 de junio por un deslave cerca del Reventador que dañó 80 metros de tubería y provocó el derrame de 5 000 barriles de petróleo.
Tres meses antes, el 13 de marzo, un derrumbe provocó el daño de la tubería en Quinindé, en Esmeraldas, y el derrame de 25 000 barriles que afectó la provisión de agua de poblaciones cercanas.
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Desde el 2020, la erosión regresiva del río Coca es la principal amenaza para el SOTE y el Oleoducto de Crudos Pesados, OCP. Según el Ministerio de Energía, el mayor número de daños se concentran en 72.4 kilómetros entre Sucumbíos, Orellana y Napo por los aludes de zonas montañosas y la crecida de ríos. En este tramo avanza la erosión regresiva.
El SOTE tiene 497 kilómetros y pasa por Sucumbíos, Orellana, Napo, Pichincha y Esmeraldas. Comparte gran parte del trayecto con el OCP cuya tubería mide 485 kilómetros. En los últimos dos años, sus técnicos han parado el bombeo de crudo en al menos cuatro ocasiones para prevenir derrames.
En 2020 y 2022, el OCP tuvo dos emergencias, ambas por la erosión en los que se derramaron cerca de 20 000 barriles. Este martes paralizó el bombeo del crudo por precaución ante la reactivación de la erosión cerca del río Loco.
Las autoridades no tienen una cifra estimada de las pérdidas económicas. A los derrames de crudo que, en el caso del SOTE, son cerca de 750 000 barriles en cinco décadas de operación, se suman gastos por paralizaciones, remediación ambiental y por la reparación de infraestructura y la construcción de variantes.
En la zona de impacto de la regresión regresiva, el estado gastó 200 millones en la construcción de siete variantes del SOTE y cinco de un poliducto de combustibles. Mientras que OCP destinó 20 millones para cuatro variantes y protección de su tubería.
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