El Hatun Puncha, un elemento destaca por su fuerza simbólica: es el sombrero puntiagudo que corona cada movimiento de los danzantes.
En medio del ritual de la toma de la plaza, en Cotacachi, durante la celebración del Hatun Puncha, hay un elemento que destaca por su masiva presencia y profundo simbolismo: el sombrero que visten los danzantes.
Su forma puntiaguda, que apunta al cielo, representa al Taita Inti, el padre sol. Detrás de muchas de estas piezas están las manos de Alberto Morán, un artesano de 52 años que desde hace 17 se dedica a confeccionarlos.
Cada sombrero se elabora a mano, a la medida y según el gusto de quien lo encarga. El proceso es completamente artesanal. Usa cartón prensado como base y ha diseñado moldes en varias tallas para optimizar el trabajo. Corta con estilete, pega, refuerza, marca y cose cada parte.
Una capa de esmalte protege del agua y da firmeza. Luego llega el momento de decorar: estoperoles, cintas y un forro interior que garantiza la comodidad del bailarín.
Un modelo sencillo puede estar listo en tres horas, en cambio, los personalizados —como los forrados con tela de camuflaje— pueden tardar hasta tres días.
Su temporada más intensa comienza en mayo, cuando empiezan a llegar los pedidos de las comunidades altas y bajas. Desde 2008 ha confeccionado más de 2 000 sombreros.
Le puede interesar: Cuenca: el Centro Histórico se llena de aromas dulces durante el Corpus Christi
Solo entre mayo y julio, época del Inti Raymi, puede producir hasta 150 unidades. Los clientes llegan hasta su taller, en el barrio la pradera, para adquirir este símbolo imprescindible del Hatun Puncha. Oswaldo López, danzante, da más detalles:

“Es la primera vez que lo voy a comprar. Antes mi tío me daba haciendo”.
Cada pieza que sale del taller de Alberto puede durar hasta ocho años. Simboliza resistencia e identidad, es un vínculo que conecta a las comunidades con el sol y con su territorio.
Recomendadas