La Refinería de Esmeraldas lleva cuatro días fuera de operación y hay preocupación por posible desabastecimiento

La Refinería de Esmeraldas, la principal planta de procesamiento de combustibles del país, lleva cuatro días sin operar tras los daños ocasionados por el sismo de magnitud 6,1 del viernes 25 de abril.

Ante esta paralización, la Cámara Nacional de Distribuidores de Derivados del Petróleo del Ecuador (Camddepe) ha advertido que es urgente adelantar las importaciones para evitar un eventual desabastecimiento en el mercado interno. Petroecuador, hasta el momento, no se ha pronunciado oficialmente sobre la situación.

Lea también: El Gobierno de Daniel Noboa planea construir una nueva refinería de petróleo en Santa Elena

Los problemas en esta refinería impactarán directamente en la necesidad de aumentar las importaciones. Actualmente, el país ya compra el 73 % del diésel, el 64 % de las gasolinas y el 87 % del gas doméstico que consume. En 2024, Ecuador pagó USD 6 575 millones por la importación de estos productos, monto que se prevé será mayor este año debido a la crisis de refinación.

Ante la emergencia, Petroecuador debe acelerar la planificación y recepción de nuevos cargamentos. Los distribuidores afirman que esta medida es clave para mantener el suministro nacional mientras la planta sigue fuera de operación. Desde septiembre de 2023, la Refinería de Esmeraldas ha presentado fallas técnicas que han limitado su funcionamiento.

Actualmente, la empresa pública cuenta con contratos vigentes que aseguran un stock parcial de combustibles. Uno de ellos, adjudicado a la compañía Novum Energy, ya entregó un cargamento de 1,7 millones de barriles de nafta de 95 octanos. Además, la firma Trafigura enviará hasta el 21 de mayo otro lote de 1,4 millones de barriles del mismo producto.

Revise además: El país importa más nafta para producir gasolina Extra y Ecopaís

No obstante, Petroecuador no ha informado cómo suplirá el abastecimiento de diésel ni de gas licuado de petróleo (GLP) mientras se repara la refinería. La falta de claridad sobre el plan de contingencia preocupa a los actores del sector energético, que insisten en que se tomen decisiones urgentes para evitar afectaciones a la población.