Mientras Esmeraldas se paraliza, el Gobierno piensa construir una nueva refinería
Consultores petroleros tienen opiniones divididas sobre el proyecto para edificar una refinería de conversión profunda en Santa Elena.
- Imagen de archivo de la Refinería de Esmeraldas.( )
La posible construcción de una nueva refinería de petróleo en la provincia de Santa Elena ya despierta expectativa. El 23 de abril, el Gobierno de Daniel Noboa suscribió un memorando de entendimiento con una empresa cuyo principal accionista es un inversionista extranjero, propietario de una firma en Estados Unidos con más de 40 años de experiencia en el desarrollo de plantas y proyectos del sector petrolero.
Actualmente, Ecuador tiene tres refinerías: una en Shushufindi (Sucumbíos), otra en La Libertad (Santa Elena) y la de Esmeraldas. El país tiene capacidad para refinar hasta 175 000 barriles de crudo al día.
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La refinería de Esmeraldas es la más grande. Tiene capacidad para procesar hasta 110 000 barriles diarios. Sin embargo, también es la que más problemas ha generado en los últimos años. Los más recientes inconvenientes surgieron tras el sismo de magnitud 6,1 que sacudió esa provincia el viernes 25 de abril.
Desde ese día, la planta está paralizada por daños en su infraestructura. Petroecuador, encargada de operar la refinería, declaró la emergencia en las instalaciones para solventar los problemas lo más pronto posible y se reanude la producción.
No obstante, desde hace varios meses la refinería ha estado lejos de trabajar a su máxima capacidad por mantenimientos.
¿Es necesaria una nueva refinería?
Ecuavisa.com entrevistó a dos consultores petroleros para analizar este proyecto.
Nelson Baldeón cree que una nueva refinería no sería necesaria y que la prioridad de Ecuador debe ser aumentar su extracción de crudo. Cuestiona que el Estado quiera instalar una nueva planta de refinación cuando las actuales están lejos de operar a su máxima capacidad.
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Darío Dávalos, por su parte, considera que una nueva refinería sí sería necesaria, dado el crecimiento sostenido en la demanda de derivados del petróleo en el país. Señala que las refinerías actuales no logran cubrir el consumo interno, lo que ha obligado al Estado a importar gasolinas para abastecer el mercado nacional.
De una refinería se obtienen gasolinas, diésel, gas licuado de petróleo (GLP), fuel oil, asfalto, nafta, combustible para aviones, entre otros productos.
El Gobierno Nacional planea que la planta en Santa Elena sea una refinería de conversión profunda. A diferencia de una refinería simple o de conversión media, una de conversión profunda cuenta con unidades avanzadas (como el craqueo catalítico, coquificación retardada o hidrocracking) que rompen las moléculas grandes y pesadas del crudo para transformarlas en otras más ligeras y útiles. Esto la hace más eficiente y rentable, especialmente cuando el petróleo disponible es de baja calidad, como ocurre con Ecuador.
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