- Momento de la captura de Alias Fito, en Manabí.( )
Por algún tiempo más, el Gobierno alzará la captura de alias Fito como un trofeo político . Lo hubiera hecho cualquier mandatario y sobre ello no cabe escandalizarse.
Lo que importa son los aprendizajes y la capacidad que tenga el Régimen para hacer de este tipo de operativos una forma de trabajo permanente y efectiva en la lucha contra la inseguridad y la violencia. El aprendizaje también es para la sociedad, que acostumbrada al populismo político, se deslumbra por los discursos altisonantes de sus líderes en los que hay mucho ruido, pocas nueces y un cúmulo de fracasos que desmoralizan.
En las últimas horas, tanto la información oficial como el reporte de la prensa dan cuenta de un trabajo que, por ahora, se ve que tuvo planificación, orden, objetivos claros y un manejo prudente de los mensajes y las acciones que, ante cualquier tropiezo, hubiera puesto en riesgo toda la operación.
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Los opositores, encabezados por el correísmo , han relativizado la captura, argumentando que fue al presidente Noboa a quien Fito se le escapó y que traerlo de vuelta a la Roca le tomó año y medio.
Es verdad, sin dejar de apuntar, como un descargo quizás, que la fuga de ese capo se dio en las primeras semanas de un gobierno transitorio que, precisamente, llegó al poder como respuesta a la aterradora crisis de violencia que tenía y tiene el país todavía.
En todo caso, volver a capturar a un sujeto tan poderoso como peligroso es una buena noticia porque, además, implica que el Gobierno y otras instituciones dieron esta vez un resultado de mejor calado.

La información confirma que la detención fue producto de dos meses de intenso trabajo de inteligencia, coordinación institucional, órdenes superiores articuladas y hasta se podría sugerir, con cierta ingenuidad, que se blindaron de los tentáculos de los corruptos que dentro del Estado todo lo entorpecen.
A eso se suma que semanas atrás, el Gobierno tocó ya el músculo financiero de Fito con operativos que allanaron empresas fantasmas , apresaron a los cómplices e interceptaron las rutas del lavado de dinero en la economía formal. En conclusión, una planificación institucional más efectiva que el despliegue, agotador ya ratos innecesarios, de uniformados en las calles, así como el discurso de aumento infinito de penas ante cada masacre delictiva registrada en las calles.
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La algarabía por Fito se agotará en unos días. Lo verdaderamente complicado está por venir, porque los grandes males de la corrupción estatal no han sanado. Por eso el país espera que pronto se dé la recaptura de alias Fede y que los militares y funcionarios que permitieron su fuga paguen por ese delito.
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