Desde la Asamblea, la Presidencia de la República y dos regiones geográficas, el país cierra una semana cargada de noticias confusas que abonan el sentimiento de incertidumbre que caracteriza, en general, a la política ecuatoriana.
1.- El tema energético. Es el más importante de la agenda nacional y, lastimosamente, abona a la confusión. Se podría decir que hasta desazón. La buena noticia de inicios de semana nació con el comunicado del Gobierno asegurando que a partir del 20 de diciembre se acabarán los apagones, pese a que los técnicos estiman que es muy complicado sumar unos mil megavatios diarios para lograr esta meta. Es verdad que ha llovido y eso es importante, aunque no suficiente. Por eso, llamó la atención que días después el Régimen confirmara el apagón industrial a las siete empresas más grandes del país, como una medida para garantizar 330 MV de suministro a las familias, entre el 15 de diciembre y el 5 de enero. ¿Noboa juega con el azar y no con la técnica a la hora de anunciar el fin de los cortes de luz?
También llama la atención que el Ministerio de Energía advierta que hay errores, vacíos e incumplimientos, por parte de la empresa Progen, a la hora de instalar los generadores térmicos. ¿Por qué el proceso no es claro y a estas alturas se pone en riesgo la de por sí incipiente capacidad de generación térmica del país?Desde una perspectiva más política, resulta insólito que la Asamblea, con los votos de oposición, haya censurado a la exministra de Energía, Andrea Arrobo, por incumplimiento de funciones durante los apagones de abril.

La decisión de los parlamentarios constituyó un apoyo tácito a la posición del presidente Noboa que, ocho meses después de la salida de la funcionaria, no ha resuelto completamente esta crisis. Se dispararon en la nuca, Noboa celebrará el resultado.
2.- Pugna de poderes y más impuestos. Mal sabor de boca dejó la decisión del presidente Noboa de que se publique en el Registro Oficial la Ley para mejorar los controles al lavado de activos, que la Asamblea ya había dispuesto archivarla. Avivaron un debate, bastante forzado, sobre el procedimiento parlamentario para justificar el by pass del Régimen en su deseo de que esa ley cobrara vigencia. Lo de fondo genera inquietud. ¿El interés del Gobierno era contar con más ingresos tributarios, esta vez aplicado a la compra-venta de autos usados, bajo el argumento de que tendrá incidencia particular en los autos de alta gama? El sector afectado reclama por la medida, señalando que la economía debe reactivarse. La Corte Constitucional dirimirá el caso en algún momento, bajo la certeza de que si se tumba la ley, será difícil que lo recaudado hasta ese momento se devuelva a la gente.
3.- Tensión social en Archidona por la construcción de la cárcel. Al Gobierno le toca tener mucho tino con lo que ocurre en ese cantón de la provincia del Napo, la construcción de una cárcel de alta seguridad ha generado el malestar en varios sectores locales porque aseguran que su sola presencia alterará la convivencia. Archidona, explican las fuerzas vivas, no es un cantón con problemas graves de inseguridad. Seguramente, Carondelet no pensará en ceder en este proyecto y razones para ello no le faltarán. Pero es importante que haya un diálogo fructífero evitando el descontrol de una zona, lo que le puede generar alto costo político a puertas de las elecciones.
4.- La quimera del Metro de Quito hasta Calderón. Pocos días duró la ilusión del anuncio dado por el alcalde Pabel Muñoz y el presidente Noboa, en el sentido de que habrá todo el apoyo para que se extienda la ruta del Metro hacia La Ofelia, en el norte del casco urbano, y luego hacia la parroquia rural de Calderón, la más poblada del país. Lo cierto es que de momento no hay estudios técnicos a profundidad ni cálculos financieros que hablen de la conveniencia de la obra. Por lo tanto, no se sabe si es prudente que Quito asuma el costo financiero de una obra tan cara, cuando el Metro existente aún no llega a un punto de equilibrio razonable. Este anuncio político, como tantos otros, se diluirá en el tiempo, sirviendo, únicamente, para aplausos momentáneos.
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