08 may 2025 , 11:51

¿Por qué los papas cambian de nombre al asumir el papado?

Hay dos razones para que esto suceda: Jesús rebautizó a Simón como Pedro, el fundador de su iglesia; y en el año 533 el Papa elegido tenía un nombre pagano y decidió cambiarlo.

   

La tradición de que los papas cambien sus nombres al comienzo de sus 'reinados' surge en los inicios del cristianismo. El propio Jesús de Nazaret rebautizó a Simón como Pedro, el fundador de su iglesia y, por lo tanto, primero entre los pontífices venideros.

No obstante, el origen de esta costumbre es mucho menos bíblica y bastante posterior en el tiempo, ya que en los primeros siglos de la iglesia los obispos de Roma usaron generalmente sus propios nombres, acompañado a menudo con sus lugares de origen.

El cambio se dio en el año 533, en las ruinas del Imperio Romano, cuando el elegido, Mercurio di Proietto, decidió llamarse Juan II para no llevar la denominación de un dios pagano. Su pontificado duró dos años, hasta el 535, pero a partir de ese momento muchos de sus sucesores decidieron imitarle, cambiando sus nombres de pila por el de apóstoles, mártires y otros jerarcas del cristianismo.

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Con el paso del tiempo, esta práctica de la elección del nombre ha significado en muchas ocasiones toda una declaración de intenciones. El argentino Jorge Mario Bergoglio sorprendió al estrenar en 2013 el nombre de Francisco en honor al santo de Asís.

Después explicaría que fue el cardenal brasileño Claudio Hummes quien se lo sugirió al poco de ser elegido en el cónclave: "No te olvides de los pobres".

Juan Pablo I (1978), fue el primero en unir dos nombres, recogiendo la herencia de sus dos influyentes predecesores, Juan XXIII (1958-1963) y Pablo VI (1963-1978), encargados de inaugurar y clausurar el revolucionario Concilio Vaticano II (1962-1965).

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Y tras el fugaz reinado del 'papa de septiembre', pues gobernó solo durante 33 días, llegó el largo pontificado de Juan Pablo II. Juanes, Gregorios, Leones...

Hasta la fecha, el nombre preferido por los pontífices de la historia ha sido Juan, el 'discípulo a quien Jesús amaba': se repite en 21 ocasiones. Le siguen, con 16, los Gregorios, el último el benedictino italiano Bartolomeo Alberto (1831-1846), y los Benedictos, como el alemán Joseph Ratzinger (2005-2013).

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En una ocasión, Benedicto XVI justificó su decisión para seguir los pasos del "venerado" Benedicto XV, "que guio la iglesia en un doloroso periodo por la I Guerra Mundial" y para honrar a Benedicto de Norcia, patrón de Europa y Occidente. Asimismo, los Clemente se han repetido en catorce ocasiones, los Inocencio y León en trece, los Pío en doce y, después, destacan los papas Stefano (9), Bonifacio (8) u Urbano (8).

El nuevo papa, el estadounidense Robert Prevost, cambió su nombre por León XIV.

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