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El Pontífice asistió a la misa de Pascua en el Vaticano, aún con signos de debilidad, tras su reciente salida del hospital y un periodo de reposo forzado.
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El Papa Francisco durante la impartición de la bendición 'Urbi et Orbi' y desea "buena Pascua" desde el balcón de la basílica de San Pedro, a 20 de abril de 2024, en Roma (Italia).( )
Después de semanas de incertidumbre sobre su estado de salud, el Papa Francisco, de 88 años, reapareció públicamente este domingo 20 de abril en la Plaza de San Pedro, en Roma. A pesar de seguir en silla de ruedas y con evidentes dificultades para hablar, se hizo presente poco después del mediodía para impartir su tradicional bendición "Urbi et Orbi", sin necesidad de oxígeno suplementario. Delegó la lectura de su mensaje pascual en un colaborador, mientras recorría la plaza en el Papamóvil saludando a los fieles.
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Antes de la misa, el Pontífice mantuvo una breve reunión privada con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en la residencia de Santa Marta. El encuentro se produjo dos meses después de que Francisco cuestionara públicamente la política migratoria de Donald Trump. Esta Semana Santa fue atípica para el líder católico, quien por primera vez desde su elección en 2013 no pudo presidir la mayoría de las ceremonias, cediendo esos roles a cardenales, como ocurrió en la Vigilia Pascual y el Vía Crucis.
Primera vez que no pudo presidir la mayoría de ceremonias
Aun así, el sábado por la tarde hizo una corta aparición en la Basílica de San Pedro para rezar ante una imagen mariana y regalar dulces a los niños. El domingo por la mañana, la misa de Pascua inició a las 08:30 GMT, con la plaza adornada con flores traídas desde los Países Bajos y cientos de religiosos presentes. La celebración también sirvió como preludio al Jubileo de 2025, evento que se espera atraiga a millones de peregrinos a Roma.
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“La vivo lo mejor que puedo”, dijo el alto pontífice al consultado sobre cómo vivía esta Pascua.
En su único acto público previo, Francisco visitó una prisión en el centro de Roma para reunirse con decenas de reclusos, fiel a su costumbre anual. El Papa continúa en recuperación tras haber sido hospitalizado durante 38 días, período en el que estuvo en estado crítico en más de una ocasión.
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