El papa Francisco fue sepultado en la basílica de Santa María la Mayor

El conocido como "el Papa de los pobres" llegó a la Basílica de Santa María la Mayor, rodeado de aplausos, oraciones y cánticos de los fieles. Luego de una última aparición en público del ataúd, ingresó al templo en medio de las campanadas que acompañan al cortejo fúnebre.

La ceremonia final se celebró en privado, bajo el acompañamiento de los representantes del Colegio Cardenalicio.

En la carroza abierta, el féretro del papa Francisco inicia su recorrido solemne por el centro histórico de Roma, escoltado por un fuerte contingente de oficiales motorizados.

El intenso sol de Italia ya ha cedido, lo que ha permitido que, a lo largo de los 5 kilómetros de traslado, miles de fieles se concentren en las calles, acompañando y corriendo junto al papamóvil en señal de despedida.

Una vez concluida la ceremonia y la bendición del féretro, los cardenales se retiran mientras se entona el canto a María Santísima. Los feligreses, emocionados, no dejan de aplaudir mientras los asistentes retiran poco a poco el féretro del papa Francisco.

Dentro de la Basílica, una fila de honor acompaña el traslado del ataúd del papa Francisco, escoltado por el Colegio Cardenalicio. El cuerpo del pontífice atraviesa por última vez la Basílica de San Pedro antes de ser colocado en una carroza abierta, que recorrerá cerca de 5 kilómetros hasta llegar a la Basílica de Santa María la Mayor.

A lo lejos, los jefes de Estado se despiden de quien prefirió ser llamado simplemente "pontífice" durante sus 12 años de papado.

Bajo el intenso sol de la Plaza de San Pedro, inicia el rito de la incensación comienza sobre el féretro sellado, acompañado de la aspersión de agua bendita, símbolo de la petición para que Dios lo acoja como hijo suyo en el cielo.

Más de 200 mil feligreses atienden en silencio el acto ceremonial, mientras resuenan las campanadas de la Basílica de San Pedro. Todos esperan la bendición final.

A través de un canto solemne, la Iglesia entona el último adiós al papa latinoamericano, marcando su partida hacia la Basílica de Santa María la Mayor. En ese momento, los fieles, conmovidos, aplauden el acto en un gesto de homenaje y gratitud mientras los cardenales se retiran.

El cardenal Battista lee la oración de la "última recomendación" y anuncia que la despedida será realizada en latín y griego.

"Encomendamos el alma de nuestro papa Francisco, quien confirmó a nuestros hermanos en la fe de la resurrección", pronuncia el máximo sacerdote.

De inmediato, se realiza la repetición de las Letanías de los Santos, donde se invoca a todos los santos para que rueguen por las personas del mundo y por el alma del papa Francisco. ​

Entre cánticos y con las manos alzadas, cardenales, sacerdotes, jefes de Estado y religiosos de todo el mundo oran por el papa Francisco. El cardenal pronuncia: "Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz todos los días".

De inmediato, se procede al intercambio de la paz. Feligreses de todo el mundo se dan la mano, mientras los encargados de la misa realizan el ritual oficial en silencio.

De inmediato, se procede al rito de la Comunión. Cada cardenal recibe el cuerpo de Cristo en la forma de hostias consagradas, distribuidas por los ministros encargados del altar. Es uno de los momentos más solemnes de la misa, cuando se comparte la Eucaristía en honor al papa Francisco.

El presidente de la República, Daniel Noboa, se encuentra en primera fila para despedir al pontífice, en la misma línea donde están el presidente Donald Trump, el rey Felipe VI y, junto a él, la reina Letizia.

Los reyes de España acompañan la ceremonia desde los espacios reservados para los jefes de Estado al lado del Primer Mandatario ecuatoriano, que viste completamente de negro y lleva gafas oscuras.

"Hermanas y hermanos, oremos hoy para que Dios conceda al papa Francisco su santa paz."

La primera parte del Evangelio se presenta en idioma francés. La segunda oración, en árabe; la siguiente, en portugués; luego, en polaco; continúa en alemán y, posteriormente, en chino. En todas ellas, se pide por la paz de los países del mundo.

De inmediato, inicia la liturgia eucarística. La Iglesia presenta el pan y el vino que se convertirán en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Giovanni Battista ofrece un breve perfil del papa Francisco, haciendo énfasis en su lucha por los más pobres, su proclamación de la palabra de Dios en todo el mundo y su forma natural de conectar con las personas.

"Él siempre tuvo la convicción de que la Iglesia es para todos, tiene la puerta abierta para todos. Proclamó una Iglesia decidida a atender los dolores de cada ser humano, más allá de cualquier condición, y a curar sus heridas", afirmó el líder de la misa.

El cardenal recuerda además cada uno de sus 47 viajes apostólicos, entre ellos a Irak, Latinoamérica y sus reuniones con los principales líderes mundiales para mediar en conflictos políticos, siempre bajo el lema de defender al pueblo, la cultura y la paz.

Con la llegada completa de todos los invitados, entre ellos el presidente de la República, Daniel Noboa, los cardenales leen las palabras de la Biblia en medio de cánticos en diferentes idiomas.

Llevando en alto el libro de los Evangelios, el diácono que proclamó el Evangelio lo coloca sobre el altar, mientras el decano continúa presidiendo la misa de despedida y agradece a todos los jefes de estado llegados de todo el mundo.

El cardenal Giovanni Battista, decano del Colegio Cardenalicio, preside la misa realizando una ofrenda de incienso en el altar y en la cruz, como símbolo de la divinidad de la Eucaristía.

"Hermanos, hermanas, reconozcamos nuestros pecados", son las primeras palabras que marcan el inicio de la despedida del papa latinoamericano.

Comienzan además las primeras lecturas del Evangelio: "El Señor es mi pastor, nada me faltará" acompañados de cánticos de todos los invitados.

"Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses": "Nosotros somos ciudadanos del cielo". La misa se celebra en español en esta parte, al igual que las lecturas. Los 150 mil espectadores se preparan para escuchar la proclamación del santo Evangelio.

Ingresa el féretro sellado del papa Francisco hasta la mitad de la plaza de San Pedro, mientras más de 980 concelebrantes, entre obispos y sacerdotes, junto a representantes de todo el mundo, toman asiento para iniciar la misa.

De fondo, se escucha el himno de eterno reposo del Vaticano. Se adelanta que una parte de la misa será celebrada únicamente en griego, ya que es el idioma oficial de algunas partes de la liturgia.

Tras los primeros campanazos en la plaza de San Pedro, a esta hora los principales invitados presidenciales de todo el mundo arriban a la misa de despedida del papa Francisco. Entre ellos, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski; y el rey de España, Felipe VI. En total, han llegado al rededor de 150 mil personas, cuenta el Vaticano,