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El Ministro del Interior, Armando Benedetti, reconoció su lucha contra las adicciones
El ministro del Interior relató su proceso de rehabilitación en México y cómo su vida personal y familiar se vio afectada por el consumo de alcohol y drogas durante casi tres décadas.
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El ministro del Interior, Armando Benedetti, durante la presentación de las preguntas para el referendo promovido por el presidente colombiano Gustavo Petro en Bogotá, el 22 de abril de 2025.( )
El ministro del Interior, Armando Benedetti, reconoció públicamente su lucha contra la drogadicción y el alcoholismo y reveló que ha estado en proceso de rehabilitación desde octubre del año pasado en México.
En una entrevista concedida a la revista Cambio, el funcionario relató cómo ha sido su proceso personal y las razones que lo llevaron a consumir sustancias durante 27 de sus 57 años de vida.
“Cuando tú empiezas con un consumo diario, te lleva a otro tipo de reacciones. Al principio, la cocaína o el trago te pueden ayudar a interrelacionarte mucho mejor, a hablar mucho mejor si eres tímido. Pero, con el tiempo, terminas encerrado en tu cuarto”, afirmó Benedetti.
El ministro aseguró que su adicción comenzó tras la separación de sus padres cuando tenía apenas 10 años. Indicó que su rehabilitación le ha permitido recuperar la cercanía con su familia y reencontrarse con una vida más estable:
“Recuperé mi familia, recuperé mi esposa. El perdón de ella, que yo creo que todavía no me ha perdonado, con toda la razón. Y la cercanía con mis hijos... Ellos sabían que estaba en esa espiral y me lo habían pedido todos de forma directa”.
Benedetti describió cómo durante mucho tiempo fue “un adicto funcional”, que cumplía con sus responsabilidades públicas y personales mientras mantenía su consumo.
“Iba a las sesiones en el Congreso, asistía a reuniones, jugaba tenis cuatro veces a la semana y, a veces, levantaba pesas. Lo que me salía mal era la relación personal”.
El funcionario también habló del estigma que enfrentan quienes padecen esta enfermedad.
“Aquí, si llegas a decir lo que yo estoy diciendo hoy, que soy alcohólico o que tengo problemas con las drogas, te estigmatizan, te sancionan, te dicen que estás loco, que no puedes hacer nada y te acusan de cualquier cosa, cuando es un problema de salud pública”.
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Estas declaraciones surgen en medio de un contexto político tenso, cuando desde el Senado se analiza una propuesta para solicitar que el presidente Gustavo Petro se someta a un examen toxicólogo. Esto, después de que el excanciller Álvaro Leyva afirmara haber sido testigo de supuestas adicciones del mandatario.
Frente a esta polémica, el presidente Petro reaccionó a través de su cuenta en X con una reflexión sobre las adicciones.
“La drogadicción es efectivamente una enfermedad y no se debe confundir con consumo de drogas, son dos temas diferentes... El adicto se trata y el estado debe ofrecer esos servicios de salud a la población”.
Petro enfatizó la necesidad de un enfoque de respeto y tratamiento hacia quienes padecen adicción, y vinculó el fenómeno al sistema capitalista.
“El desarrollo de adicciones, sobre todo en las sociedades más ricas del planeta, tiene que ver con la destrucción de los lazos comunitarios y familiares que provoca el capitalismo”.
También respondió directamente a las acusaciones de Leyva:
“La calumnia lanzada contra mí, tiene que ver con que en mi vida he tenido alguna adicción. Mi espíritu revolucionario, que busca siempre libertad, es contrario a la esclavitud, y las adicciones son esclavitudes del espíritu”.
En medio de esta discusión, sectores de la opinión pública han cuestionado el enfoque del presidente frente a la crisis de seguridad que enfrenta el país, especialmente tras el asesinato de más de 17 miembros de la fuerza pública en recientes ataques armados.
A pesar de las exigencias de pronunciamiento sobre esta situación, el mandatario ha centrado sus declaraciones en torno a la defensa del tratamiento de las adicciones como una enfermedad de salud pública.
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