Hamás se reafirma en Gaza con ejecuciones públicas y enfrentamientos internos desafiando al plan de paz

El frágil alto el fuego en la Franja de Gaza se ve amenazado por el rápido resurgimiento del poder de Hamás en el enclave. Apenas días después de la retirada de las fuerzas israelíes de varias zonas urbanas, el movimiento islamista reforzó su control interno, una reafirmación marcada por la violencia, incluyendo la alarmante denuncia de ejecuciones públicas de supuestos colaboradores y enfrentamientos con facciones rivales.

En una cruda muestra de la disputa por el poder, se difundió un video el martes mostrando a combatientes enmascarados de Hamás ejecutando a siete personas acusadas de colaborar con las fuerzas israelíes. Las imágenes, cuya autenticidad fue confirmada por fuentes del movimiento, muestran a los sospechosos siendo obligados a arrodillarse en una plaza pública antes de ser disparados por la espalda. Este brutal acto de justicia sumaria subraya la determinación de Hamás de no tolerar el desorden interno o la disidencia.

Tras el cese al fuego, la policía del enclave, controlada por Hamás, regresó a patrullar las calles con sus características máscaras negras, desplegándose en puntos estratégicos, especialmente a lo largo de las rutas de distribución de ayuda humanitaria. Esta reaparición desató intensos enfrentamientos con clanes tribales y facciones rivales, como la familia Hilles en el barrio de Shujaiya, evidenciando una feroz batalla interna por la hegemonía y el control territorial tras el vacío de poder dejado por el repliegue israelí.

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Este resurgimiento se da en abierto desafío a la posición inicial de Israel, cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, insiste en que la guerra no puede considerarse terminada hasta que Hamás deponga las armas y renuncie al control. Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, introdujo un elemento de controversia al asegurar que Hamás cuenta con una "luz verde temporal" para mantener el orden y la seguridad interna en la Franja, una aprobación que el grupo está utilizando para reafirmar su autoridad con mano dura.

Para muchos palestinos que han regresado a sus hogares destruidos, la reaparición de la policía de Hamás trae una sensación de estabilidad, especialmente ante el temor a saqueos y la anarquía. Residentes en zonas como Deir al Balah afirmaron sentirse más seguros con la policía organizando el tráfico y limpiando los mercados, lo que ilustra la compleja dinámica entre seguridad y gobernanza en el devastado territorio.

A pesar del alto el fuego negociado, la tensión persiste. Las tropas israelíes, aunque retiradas de zonas urbanas, permanecen atrincheradas en buena parte del territorio. Además, se han reportado ataques con drones israelíes que han causado víctimas, con ambas partes acusándose mutuamente de violar la tregua. La violencia, tanto la interna de Hamás contra colaboradores y facciones, como los ataques esporádicos en las fronteras, pone en jaque la promesa de una paz duradera.

El restablecimiento del control de Hamás y los continuos estallidos de violencia interna e inter fronteriza ilustran los enormes desafíos que enfrenta el plan de paz mediado por Estados Unidos. Los puntos más sensibles de la propuesta, como la desmilitarización de Hamás y la formación de un nuevo órgano de gobierno palestino, siguen sin resolverse, lo que sugiere que el "amanecer histórico para Medio Oriente" proclamado por Trump aún es un futuro distante e incierto.

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