05 oct 2025 , 10:25

Marchas en Perú contra el Congreso y el gobierno de Dina Boluarte

Cientos de jóvenes marcharon desde la Plaza San Martín hasta el Congreso para exigir seguridad, reformas y respeto a sus derechos, en una movilización pacífica que coincidió con la procesión del Señor de los Milagros.

   

Lima, Perú, se convirtió este sábado 4 de octubre en escenario de un nuevo pulso entre la juventud organizada y el poder político. Cientos de ciudadanos, en su mayoría integrantes de la denominada Generación Z, se concentraron frente al Congreso de la República para expresar su rechazo a las políticas del gobierno de Dina Boluarte. Pancartas, cantos y consignas marcaron una jornada que combinó indignación y esperanza.

El recorrido inició en la Plaza San Martín, desde allí, los manifestantes desplegaron una bandera gigante en plena avenida. La elección de esta ruta no fue casual: el Congreso se ha convertido en símbolo del descontento juvenil y en epicentro de las demandas sociales.

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Rechazo a las políticas de la presidenta

Los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y otros colectivos juveniles encabezaron una marcha pacífica con tres reclamos principales: el rechazo a la inseguridad ciudadana y al sicariato, la exigencia de políticas efectivas frente a la criminalidad, y el descontento con leyes aprobadas por el Congreso, como la norma que buscaba afiliar obligatoriamente a jóvenes a las AFP, derogada tras la presión social.

El recuerdo de esa victoria, cuando la ley pro-AFP fue retirada, sigue impulsando las movilizaciones. “No podemos permitir que el futuro de la juventud sea hipotecado a intereses privados ni que la inseguridad se normalice en nuestro país”, señaló uno de los voceros de la marcha, en medio de aplausos y arengas.

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Frente al Congreso, un fuerte cordón policial y rejas metálicas resguardaron la zona. Pese a la tensión inicial, las protestas se desarrollaron de forma pacífica y sin enfrentamientos. La movilización coincidió con la primera salida procesional del Señor de los Milagros, lo que convirtió al centro histórico de Lima en un espacio de contrastes: fe y reclamo social compartieron, por unas horas, el mismo escenario.

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