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Con buques de guerra y operaciones antidrogas, EE. UU. apunta al alto mando venezolano por presuntos vínculos con el narcotráfico.
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Buques de Estados Unidos ( )
El reciente despliegue de ocho buques de guerra, un crucero lanzamisiles y un submarino nuclear en el Caribe marca un nuevo capítulo en la ofensiva antidrogas de Estados Unidos contra Venezuela. La operación, que cuenta con un robusto marco legal internacional, busca debilitar las redes criminales que, según Estados Unidos, sostienen al gobierno de Nicolás Maduro.
Expertos citados por el medio Deutsche Welle advierten que la presión internacional profundiza la crisis interna de Venezuela, donde las estructuras estatales se entrelazan con redes criminales. La reciente designación del Cártel de los Soles como organización terrorista refuerza las acusaciones contra el alto mando militar.
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Aunque descartan una invasión, analistas consideran que la estrategia estadounidense pretende erosionar las bases del chavismo. En paralelo, el oficialismo ha promovido el alistamiento de milicias civiles y ha endurecido la represión: actualmente, más de 800 opositores permanecen encarcelados en un ciclo de detenciones y liberaciones conocido como puerta giratoria.
Durante una rueda de prensa con medios internacionales, Maduro denunció la maniobra de Estados Unidos:
“Venezuela está enfrentando la más grande amenaza que se haya visto en nuestro continente en los últimos 100 años, ocho barcos militares con mil 200 misiles y un submarino apuntan hacia Venezuela, es una amenaza extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal, sangrienta”.
La tensión diplomática se agrava, tras el incremento a USD 50 millones, de la recompensa ofrecida por Estados Unidos por información que lleve a la captura del mandatario venezolano, Maduro admitió que los contactos informales con enviados norteamericanos no pasan por un buen momento.
Después de las cuestionadas elecciones de 2024, con más de 2 000 presos políticos, la población venezolana oscila entre el miedo y el desencanto. En este pulso geopolítico, Maduro apuesta por su narrativa antiimperialista, mientras Estados Unidos utiliza la carta del narcotráfico para aislarlo en la arena internacional.
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