Curazao jugará contra Ecuador en el grupo E del Mundial 2026 siendo su primera experiencia en este certamen.
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La selección de Curazao.( )
Curazao llegará al Mundial 2026 como la gran cenicienta del Grupo E, donde será rival de Ecuador en lo que podría convertirse en un partido trampa.
El equipo caribeño, pese a su bajo perfil internacional, ha construido una identidad propia apoyada en la influencia neerlandesa que domina su estructura futbolística y en un grupo de jugadores formados mayoritariamente en la Eredivisie, aunque sin grandes figuras consolidadas en la élite europea.
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El camino de Curazao hacia el Mundial 2026 estuvo marcado por una eliminatoria sólida, basada en orden táctico y resultados ajustados que le permitieron sellar un logro inédito. La clave estuvo en la gestión de Dick Advocaat, quien a los 78 años se convertirá en el entrenador más longevo en dirigir en una Copa del Mundo. El neerlandés, con experiencia mundialista en Países Bajos (1994) y Corea del Sur (2006), asumió no solo como técnico, sino también como arquitecto de una selección que debió nutrirse de la diáspora: futbolistas con raíces curazoleñas repartidos en Países Bajos y otras ligas menores.
Advocaat dedicó parte importante de su proyecto a convencer a estos jugadores de representarlos, sabiendo que, sin estrellas de renombre, la competitividad debía construirse desde la disciplina y el compromiso.
Armando Obispo, la referencia
La figura más reconocible es Armando Obispo, defensor del PSV y exinternacional juvenil neerlandés, que decidió vestir los colores de Curazao guiado por un fuerte sentido de pertenencia. Rápido, intenso y con salida limpia, Obispo será el ancla defensiva de un equipo que en este Mundial se medirá a atacantes muy superiores en jerarquía. Para Curazao, su presencia es tan imprescindible como simbólica: representa la conexión más directa entre el fútbol neerlandés y las raíces caribeñas del proyecto.
Estilo de juego
Curazao intenta jugar como una selección europea de segundo orden: fluidez ofensiva, rotación, pases rápidos y disciplina táctica. Advocaat organiza al equipo desde un 4-3-3 clásico, aunque adaptable según la exigencia del rival. Si bien le gusta que el equipo tenga la pelota y busque transiciones limpias, también exige concentración total en fase defensiva, especialmente por las diferencias físicas y técnicas que encontrará en el Mundial.
Su mayor virtud es colectiva: líneas compactas, recorridos solidarios y una estructura que rara vez se parte, aun en contextos de presión. Su mayor debilidad, en cambio, es la falta de desequilibrio individual y de un goleador confiable, aspectos que suelen volverse críticos en los grandes torneos.
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