07 ago 2021 , 15:20

Boxeadores denuncian olvido dirigencial a pesar de conseguir logros

Las historias de Patricio Calero y Carlos Góngora.

Dicen que la vida da golpes, pero ellos se los devuelven. El combate ha sido una constante en sus vidas... y no solo dentro del ring.

Patricio Calero empezó a los 18 años y ratifica que son pocas las cosas fáciles, que aquello por lo que uno tiene que esforzarse tiene un sabor distinto, y el suyo es un paladar entrenado.

Calero sabe lo que es estar en unos Juegos Olímpicos, sabe lo que es no tener un entrenador porque tuvo que prepararse con los atletas, pero dice que lo hacía en silencio porque las medallas siempre dependieron de su esfuerzo y constancia. Sabía que no la tenía fácil y tampoco quiso complicarse más.

Un poco más allá está Carlos Góngora, el actual campeón mundial de la Organización Internacional de Boxeo en 168 libras, nació en Esmeraldas pero se formó en Napo. Tiene títulos para regalar. Cuarenta triunfos entre nacionales, bolivarianos, sudamericanos y panamericanos, además de un cuarto lugar en Juegos Olímpicos. Ya no está en el deporte amateur, sin emabargo conoció por dentro a la bestia y conoce sus debilidades.

En el 2015 llegó al mundo del boxeo profesional. Tiene 20 peleas ganadas, 16 por KO, por algo es el campeón mundial. Cuando era amateur la Ley del Deporte garantizaba un sueldo vitalicio para los representantes ecuatorianos en Juegos Olímpicos mas a él no se lo dieron.

Cuando consiguió todos los papeles la ley ya había sido derogada.

Calero en cambio sí recibe la asignación, no obstante, eso se cumple parcialmente. La pensión vitalicia es de un salario básico, es decir debería recibir 400 dólares, pero solo le dan 375. Ya está acostumbrado. No recuerda las veces que a cuenta de sus logros le ofrecieron una casa. Hubiera dicho el poeta Nicanor Parra: "La casa imaginaria".

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