No son las marchas, son las cédulas

Hace no mucho tiempo, cuando Guillermo Lasso era presidente, su gobierno sufrió un enorme deterioro por cuenta del pésimo servicio que prestaban entidades como el Registro Civil, tan cercanas a los ciudadanos.

Se argumentaba, entonces, que no había determinados insumos para las especies de cédulas de identidad y pasaportes y que por eso la gente no podía obtener dichos documentos. Hasta se hablaba de que la guerra entre Rusia y Ucrania, que se inicio en a inicios de 2022, retrasó la fabricación de esos materiales.

Explicaciones que no convencieron a la gente ni a los políticos que estaban en la oposición. Entonces, el cargamontón era implacable: un país desconcertado por el aumento de las muertes violentas (que no han parado hasta ahora) y las masacres carcelarias no toleró que ese gobierno desatendiera lo esencial, es decir este tipo de trámites, así como el eterno reclamo por la falta de medicinas ni bien la salud pública superó con enorme éxito las jornadas de vacunación por la pandemia.

Ahora, el desabastecimiento de fármacos es tan o más pronunciado. Pese a todo ello, el gobierno de Noboa todavía parece ajeno al desgaste acelerado que estos problemas tan cotidianos y comunes para personas de toda condición social suelen producir. Seguramente, la capa de teflón aún es consistente para el Gobierno, por eso incluso se permite manejar los tiempos de la información pública a su modo, desoyendo las urgencias que le marca la opinión pública.

Esta mañana de jueves fue de una nutrida concentración en Guayaquil, por la marcha convocada por el presidente Noboa.

Todo el aparataje gubernamental se propuso sentar la idea de que el Régimen aún es popular y que los temas que posiciona su frente comunicacional son los que interesan a la gente: las preguntas de una consulta que no apunta a resolver los grandes desafíos estructurales que tiene el Ecuador.

Es normal que, en la agenda de los políticos, la disputa por el control institucional y el fortalecimiento de su agenda sea la prioridad. Pero eso no impide que las pocas cosas que deben funcionar, en un país donde la gente ya habla de la Inteligencia Artificial. Más bien se nota la inoperancia del Registro Civil o la frustración por no contar con un sistema de compra de medicinas decente.

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