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Hay múltiples lecturas que dejó el desempeño de la candidata de Sociedad Patriótica en el debate del domingo por la noche y que, para buena parte de los analistas y estrategas, fue el mejor. No solo del segundo grupo donde participó, sino de los dos encuentros.
El anticorreísmo, radical por cierto, aplaudió cada dardo que Andrea González lanzó contra la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, con frases muy duras que despertaron los fantasmas de esa corriente política: las irregularidades en la construcción de Coca Codo Sinclair, su cercanía a la dictadura de Nicolás Maduro, la herencia de la Constitución de Montecristi como huella del Socialismo del Siglo XXI, los presuntos pactos con las FARC y el debilitamiento de las FF.AA. en la zona costera. Además, los reproches por el supuesto debilitamiento del sistema educativo para crear gente que no pueda ser productiva, sino “borrega” y el uso político que –señaló- siempre quieren sacar de las tragedias.
Si a eso se suma el recuerdo persistente del candidato Pedro Granja por el caso de la narcovalija diplomática que golpeó a Ricardo Patiño hace 12 años, el correísmo se llevó la peor parte del debate.
En comparación con el debate presidencial de primera vuelta de 2023, así como con el segundo de esa elección, el de este domingo fue el menos afortunado para su candidata, quien no lucía cómoda desde el inicio. Tuvo que hacerle frente a tremenda avalancha de críticas de las que ni siquiera ella es responsable directamente.
La RC5, varios de sus asesores, analistas y periodistas afectos, trataron de amortiguar el golpe recibido instalando una narrativa: que si el debate tiene un efecto electoral, Andrea González le quitará los votos anticorreístas al presidente Daniel Noboa. Palabras más, palabras menos, sería una peligrosa chimbadora.
La explicación tiene que ver con la posibilidad de que la candidata del PSP capte a los indecisos del grupo Cucalón-Tabacchi-Kronfle que estaban a un tris de irse con Noboa. Son tres o cuatro puntos que bien podrían acercar al candidato-presidente a un triunfo en primera vuelta. Pero si ellos se van con Andrea González, el balotaje Noboa-Luisa sería irremediable.
Sin embargo, hay otra lectura mucho más drástica para el propio correísmo y tiene que ver con la posibilidad de que el desempeño de Andrea González y sus ataques a la RC5 terminen por sujetar a las piernas de Luisa el yunque del pasado que le impide nadar con libertad y fuerza.
Es decir, tantas acusaciones contra esa fuerza política podrían motivar a que mucho de su voto blando vaya hacia candidaturas afines como Leonidas Iza o Pedro Granja quien también cuestionó a Luisa. Eso sería lógico.
Pero también hay porciones del electorado de la RC5 que podrían emigrar a ADN, porque –lo ha señalado el propio presidente en reuniones coloquiales- porque sus bases también se nutren de esa corriente que al ver a Correa desfasado, apoya a otro líder fuerte como así se proyecta el actual mandatario.
Hasta que las encuestadoras midan bien el posdebate y comparen las cifras con los resultados del 9 de febrero, no se sabrá para quién jugó Andrea González y si ella podría quedarse con el tercer puesto.
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