23 jul 2025 , 13:04

Pacho: ejemplo del 'sí, se puede'

Willian Pacho demuestra que los jóvenes del país sí tienen un referente a quién admirar: un ecuatoriano que triunfa con trabajo silencioso y valores firmes.

   

En tiempos donde la política ecuatoriana suele ser sinónimo de desencuentros, escándalos o falta de visión, resulta refrescante —y necesario— que el país también se detenga a reconocer lo que nos une, lo que nos inspira, lo que nos permite soñar.

El homenaje que la Asamblea Nacional rindió a Willian Pacho no es solo merecido: es una declaración de principios sobre el tipo de referentes que Ecuador necesita proyectar.

Pacho, el primer ecuatoriano en ganar la Liga de Campeones con el París Saint-Germain, representa una historia de esfuerzo silencioso, disciplina y ascenso sostenido desde la cantera del Independiente del Valle hasta la élite del fútbol europeo.

Lo suyo no fue producto de una campaña mediática, de una polémica viral o de una suerte repentina, como ciertos personajes ahora se hacen "famosos". Fue el resultado de trabajo. Punto.

El central nacido en Quinindé es parte de un grupo selecto de ecuatorianos que han levantado títulos internacionales en Europa: Antonio Valencia, Pervis Estupiñán, Moisés Caicedo. Cada uno con su estilo, pero todos con un factor común: el sacrificio para abrirse paso en un escenario históricamente difícil para el jugador sudamericano.

Y Pacho lo hizo desde una posición aún menos vistosa, la de defensor central, donde los errores pesan más que los aciertos.

La entrega de la condecoración Vicente Rocafuerte al Mérito Deportivo es más que un acto simbólico. Es un mensaje institucional que bien puede leerse así: sí, vale la pena el esfuerzo. Sí, Ecuador puede estar en lo más alto. Sí, nuestros jóvenes tienen a quién admirar.

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Mientras algunos personajes públicos ofrecen atajos, impunidad o viveza criolla, figuras como Pacho construyen su legado en silencio, con firmeza y, sobre todo, con trabajo.

Este reconocimiento también plantea una deuda pendiente: ¿cuánto se está invirtiendo para que historias como la de Pacho no sean la excepción sino la norma? ¿Cuántos talentos se pierden en barrios marginales, en pueblos sin infraestructura, por falta de apoyo o simple indiferencia del Estado?

Celebrar está bien, pero acompañar ese reconocimiento con políticas públicas sostenibles sería aún mejor, y eso no debe ser tarea de un solo gobierno, ese debe ser un objetivo como país.

En su intervención, Pacho dijo que quiere "dejar siempre al país en lo más alto". Y lo está haciendo. Ojalá quienes hoy lo condecoran también estén dispuestos a hacer su parte para que miles de jóvenes, en Esmeraldas o en cualquier rincón del país, puedan algún día seguir sus pasos.

Porque no se trata solo de fútbol. Se trata de esperanza, de identidad y de futuro. Y Willian Pacho, hoy por hoy, encarna todo eso.

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