Quedan tres fechas y Ecuador está donde merece estar: peleando arriba, dependiendo de sí mismo, con el boleto mundialista prácticamente en la mano.
- Ecuador empató con Brasil en Guayaquil y sigue muy cerca su objetivo de clasificar al Mundial 2026.( )
El empate sin goles frente a Brasil, más allá del nombre del rival, es otra confirmación de lo que la selección de Ecuador ya ha dejado claro: es un equipo difícil de vencer, bien trabajado en defensa, pero que todavía arrastra problemas crónicos en ataque.
A tres fechas del final de las Eliminatorias Sudamericanas, la Tri es segunda en la tabla con 24 puntos, lleva ocho partidos sin perder y es, sin lugar a dudas, uno de los equipos más consistentes y difíciles de vulnerar en Sudamérica.
Cinco goles encajados en quince partidos no son casualidad; son el resultado de una defensa trabajada, un mediocampo solidario y una estructura táctica que Sebastián Beccacece ha sabido afinar con personalidad.
Y eso quedó claro incluso contra un Brasil que, aunque no brilla como en otras épocas, sigue contando con nombres de peso.
Ecuador le quitó la pelota en tramos del partido al Brasil de Ancelotti, le cerró los caminos, lo obligó a retroceder.
Y cuando fue necesario, respondió con solvencia, incluso con un debutante como Gonzalo Valle, que asumió el arco con madurez tras la baja de Hernán Galíndez en el calentamiento.
Es cierto que cuesta generar peligro cuando no aparece Enner Valencia en modo goleador o simplemente, como ahora, queda fuera de la nómina por lesión.
La dependencia del capitán es evidente, pero también hay que destacar que este equipo ya no se cae sin su estrella. Resiste, compite, propone cuando puede y defiende con orden cuando debe.
Además, la Tri ya ha cumplido en lo más difícil: sumar de local y rascar puntos clave afuera.
La clasificación directa al Mundial 2026 no es una ilusión: es casi un hecho, y podría sellarse en la próxima fecha cuando visitemos a Perú.
La decisión de jugar en Guayaquil también demostró que este equipo ya no depende exclusivamente de la altitud. El Monumental se llenó, empujó, y la selección respondió con jerarquía.
Quedan tres fechas y Ecuador está donde merece estar: peleando arriba, dependiendo de sí mismo, con el boleto mundialista prácticamente en la mano.
¿Se puede mejorar en ataque? Por supuesto, hay que abrir el círculo cerrado de la selección y probar más delanteros. Pero este grupo ha demostrado que tiene con qué soñar. Y ahora, más que nunca, hay que creer.

La tabla no miente. Ecuador ha hecho los deberes con seriedad, y aunque no deslumbra en ataque, compensa con una seguridad defensiva y una mentalidad competitiva que vale oro en este tipo de torneos.
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