19 jun 2025 , 13:25

La ilusión se prende en Liga de Quito y se apaga en Barcelona

Liga de Quito vive un renacer con Tiago Nunes y pelea por la cima, mientras Barcelona se desinfla en medio de su peor racha del año bajo el mando de Segundo Castillo.

   

Mientras en Liga de Quito se encienden las luces de esperanza, en Barcelona reina la penumbra de la incertidumbre. En apenas unas semanas, la dinámica de ambos gigantes del fútbol ecuatoriano ha cambiado drásticamente.

El Rey de Copas levanta vuelo con Tiago Nunes, mientras el Ídolo del Astillero parece hundirse en su propio laberinto bajo el mando -quién sabe hasta cuándo- de Segundo Alejandro Castillo.

La imagen más reciente es elocuente: Liga venció 3-1 a Barcelona en un partido intenso, con autoridad y determinación. Ese resultado no solo le quitó el segundo lugar al equipo guayaquileño, sino que también evidenció dos realidades opuestas.

Liga se ve enfocado, con un técnico que, en poco tiempo, ya imprimió su sello. Barcelona, en cambio, luce desorientado, sin rumbo táctico ni emocional, atrapado entre el pasado y la improvisación.

Tiago Nunes ha logrado algo que parecía lejano semanas atrás: devolverle el alma a un equipo que venía de un semestre irregular. Dos triunfos consecutivos —con buen fútbol— y en tres días tendrá una nueva oportunidad ante el líder Independiente del Valle, que llega golpeado tras dos empates ante rivales de menor jerarquía.

Quote

El horizonte es claro para Liga de Quito: ya ganó el partido que tenía pendiente contra Barcelona y se puso segundo; si vuelve a triunfar ante IDV, asalta la cima del torneo local. El optimismo es legítimo.

Barcelona, por su parte, irá a Ambato en busca de una reacción que no se vislumbra. Perdió tres de sus últimos cuatro partidos del torneo local y no muestra señales de mejoría.

En lo futbolístico, las ideas escasean. En lo anímico, el equipo parece roto. El ímpetu que debería transmitir Segundo Castillo, un símbolo de la casa, no ha sido suficiente para revertir la tendencia y ahora lo más urgente parece ser el cambio de entrenador.

Más allá del resultado ante Mushuc Runa —penúltimo en la tabla de posiciones, lo preocupante es la sensación de estancamiento que hay en el mundo Barcelona.

La comparación es inevitable. Mientras en Ponceano se respira tranquilidad y se mira el futuro con optimismo, en el Monumental se acumulan las dudas y se cuelgan carteles de rechazo contra jugadores y dirigentes.

Liga se ilusiona y compite; Barcelona sobrevive y reza por no desmoronarse más. La ilusión, por ahora, cambió de camiseta.

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