Este miércoles, Segundo Alejandro Castillo se juega la credibilidad de su proceso y el orgullo de una hinchada que ya no está dispuesta a esperarlo mucho más.
- Barcelona ha perdido sus dos últimos partidos de Copa Libertadores en Guayaquil y ahora necesita ganar en Lima al Universitario.( )
Por más que Segundo Alejandro Castillo insista en que “nada es imposible” y que Barcelona “puede sumar en Perú”, la realidad es que el margen de error para seguir soñando en esta Copa Libertadores es prácticamente nulo.
El empate ante Universidad Católica por LigaPro sirvió de poco como preparación: este miércoles, el equipo torero juega en Lima su partido más importante del semestre, y posiblemente, el más delicado del año. Una derrota lo deja fuera, un empate lo complica gravemente y solo la victoria le daría algo de oxígeno.
El arranque copero prometía más. Tras vencer a Independiente del Valle en Guayaquil, Barcelona se perfilaba como un serio contendiente del Grupo B. Pero todo se derrumbó rápidamente.
Las caídas consecutivas en casa ante Universitario y River Plate no solo encendieron las alarmas, también expusieron las fragilidades de un equipo que parecía más sólido de lo que realmente era.
Hoy, con apenas 4 puntos en la tabla de posiciones y sin haber mostrado una idea futbolística clara en los partidos clave, el Barcelona de Castillo llega a Lima con el agua al cuello.
Si no gana en el Monumental peruano, lo más probable es que quede sin posibilidades de avanzar a octavos de final, y dependiendo de los otros resultados, podría incluso quedar fuera de la pelea por el consuelo de la Copa Sudamericana. Eso sería un fracaso rotundo para un club que apostó fuerte por esta temporada.

El Barcelona que se enfrentará a Universitario necesita más que actitud. Necesita fútbol, orden y gol. Pero sobre todo, debe asumir que no puede permitirse otro paso en falso. En Lima, ya no alcanza con resistir ni con “intentar sumar”.
El contexto no podría ser más tenso. Universitario, al igual que los toreros, atraviesa un bajón futbolístico. Perdió sus dos últimos encuentros por el torneo local y rompió una racha de más de dos años invicto como local.
Pero incluso en medio de ese bajón, ya sabe lo que es ganarle a Barcelona, y además contará con el respaldo de un estadio repleto, donde la presión será asfixiante desde el primer minuto.
A todo esto, Segundo Alejandro Castillo no ha logrado imponer una identidad clara en Barcelona. El equipo luce fatigado, predecible y sin respuestas cuando el rival propone.
Las excusas del cansancio o de los detalles puntuales no bastan cuando los números son tan contundentes: dos derrotas como local en tres partidos de Libertadores, y apenas un punto fuera de casa.
La Copa Libertadores exige jerarquía, y Barcelona está obligado a demostrar que la tiene. Si no lo hace, su aventura internacional se terminará demasiado pronto, y con un sabor amargo que ya empieza a instalarse entre sus hinchas.
Este miércoles, Castillo se juega la credibilidad de su proceso, el prestigio de un club grande y el orgullo de una hinchada que ya no está dispuesta a esperarlo mucho más.
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