24 nov 2018 , 02:58

Final de Libertadores se jugará a pesar de agresiones

La Conmebol decidió que este partido se juegue a las 17:15 (hora de Ecuador).

Aunque la Conmebol ha dispuesto que el partido final entre River Plate y Boca Juniors se juegue a las 17:15 (hora de Ecuador), aún existe incertidumbre entre ambos planteles.

 

Y es que ante los recientes hechos de violencia provocados por la hinchada de River, que apedreó el bus en el que era transportado el equipo 'xeneize', dirigentes y organizadores están reunidos para resolver lo que sucederá con en este encuentro. 

 

El autobús fue atacado con piedras y gases por parte de fanáticos violentos del 'millonario' en las inmediaciones del estadio Monumental.

 

Según las imágenes de televisión de varias cadenas deportivas, el vehículo ingresó al escenario con varios vidrios laterales rotos y los jugadores, una vez descendieron, iban tosiendo y con los ojos llorosos por efecto de los gases.

 

"¡Nos tiraron de todo!", dijo visiblemente afectado el volante y capitán 'xeneize', Pablo Pérez.

 

 

A su vez, el defensor central Carlos Izquierdoz relató rápidamente a periodistas apostados en el ingreso del vestuario boquense en el Monumental que "nos tiraron gas pimienta, palos, piedras. Entró de todo al micro".

 

Las imágenes mostraban el ingreso de los jugadores al camerino y en su totalidad, así como el cuerpo técnico y varios directivos que viajaban con el plantel, se veían afectados por los gases.

 

"Fue un descontrol en las últimas calles cerca al Monumental. La policía se vio desbordada ante tanto vandalismo y tuvo que dispersar a los hinchas de River con gases lacrimógenos, que también por efecto del viento y las ventanas rotas ingresaron al micro", dijo uno de los directivos a la prensa.

 

Según la televisión local, varios jugadores resultaron cortados por efectos de los vidrios rotos y el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, se encontraba en el camerino de Boca expresando su solidaridad al plantel rival.

 

El desplazamiento del automotor se hizo con una fuerte custodia de policía desde el exclusivo sector de Puerto Madero, en el centro de Buenos Aires, hasta el barrio de Núñez, en el norte de la ciudad.

 

El fervor de las hinchadas es el condimento de esta centenaria rivalidad entre Boca y River, uno de los clásicos más vistos y el más popular en el mundo.

 

Desde 2013 rige en Argentina una prohibición para que las hinchadas visitantes acompañen a sus equipos debidos a recurrentes hechos de violencia. 

 

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