¿Por qué la migraña está aumentando y qué puedes hacer para aliviarla? Esto dice la ciencia

La migraña afecta la vida diaria de millones de personas y su frecuencia está aumentando. En Hablemos de Salud revisamos la evidencia más reciente y estrategias útiles para manejarla.

La migraña forma parte de la vida de muchas personas, y no siempre se habla de ella con la seriedad que merece. No se trata únicamente de un dolor intenso: puede alterar la visión, aumentar la sensibilidad a la luz y al sonido, e incluso detener la rutina diaria.

Un análisis de la Federación Mundial de Neurología muestra que los casos han aumentado de manera constante desde 1990. En Hablemos de Salud te explicamos por qué está ocurriendo y qué puedes hacer —desde el autocuidado diario— para aliviar sus síntomas.

¿Qué es la migraña?

La migraña es un trastorno neurológico caracterizado por dolor de cabeza intenso que puede venir acompañado de:

Sensibilidad a la luz y al sonido

Náuseas

Alteraciones visuales

Dificultad para concentrarse

No todas las migrañas se sienten igual: algunas duran horas; otras, días.

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¿Por qué están aumentando los casos de migraña? Esto muestra la ciencia

Un informe de la Federación Mundial de Neurología señala que los casos casi se han duplicado desde 1990. Este incremento no responde únicamente a mejores diagnósticos: también refleja cambios sostenidos en nuestro entorno.

Aunque existe un componente genético relevante, la investigación médica identifica varios factores ambientales y de estilo de vida que explican el aumento:

Estrés crónico en aumento

Mayor exposición a pantallas

Alteraciones del sueño

Factores hormonales y ambientales

Más conciencia y mejores diagnósticos

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Tipos de migraña: los más comunes según la clasificación médica

Existen varios tipos de migraña, pero estos son los que con mayor frecuencia reconocen los especialistas:

Migraña sin aura: Es la forma más común. Produce dolor pulsátil, náuseas y sensibilidad a la luz o el sonido, pero no incluye alteraciones visuales previas.

Migraña con aura: Ocurre cuando, antes del dolor, aparecen síntomas neurológicos que duran entre 5 y 60 minutos.

Migraña crónica: Se diagnostica cuando una persona presenta dolor de cabeza 15 días o más al mes, por al menos tres meses, y al menos 8 de esos días cumplen criterios de migraña.

Migraña vestibular: Asociada a mareos, vértigo, desequilibrio o sensibilidad al movimiento. Puede o no incluir dolor de cabeza.Es más común de lo que se piensa, pero a menudo se confunde con trastornos del oído interno.

Migraña hemipléjica: Es rara, pero importante de mencionar. Puede causar debilidad temporal en un lado del cuerpo, además de aura.

Migraña menstrual: Aparece en los días previos o posteriores a la menstruación. Está asociada a variaciones hormonales y puede ser más intensa que otros tipos.

Cómo identificar una migraña (y diferenciarla de un dolor de cabeza común)

Reconocer una migraña ayuda a buscar atención oportuna y a aplicar medidas de alivio más efectivas. Los síntomas más frecuentes incluyen:

Dolor pulsátil o punzante en un lado de la cabeza

Náuseas o vómitos

Sensibilidad a la luz, sonidos u olores

Visión borrosa o Aura en algunos casos

Dificultad para concentrarse

Estrategias que pueden ayudar a aliviar la migraña sin medicamentos

Respiración lenta y profunda (4–6 minutos): Regula la respuesta del estrés y puede reducir la intensidad del dolor.

Compresa fría en frente o nuca: El frío puede disminuir la actividad de las vías del dolor.

Reducir luz y ruido: Durante una migraña, el cerebro está más sensible a estímulos.

Hidratación: Incluso una leve deshidratación puede intensificar el dolor.

Registrar desencadenantes: Dormir poco, saltarse comidas o vivir días de alta presión puede influir.

Aunque no existe una cura definitiva, muchas personas logran reducir notablemente la frecuencia de los episodios cuando adoptan hábitos adecuados.

La migraña es una condición frecuente, en aumento y a menudo subestimada. Su impacto en la vida diaria puede ser significativo, pero hay estrategias basadas en evidencia que ayudan tanto a aliviar los episodios como a prevenirlos. A medida que su prevalencia continúa en ascenso —según la Federación Mundial de Neurología—, comprenderla y manejarla se vuelve una necesidad de salud pública y personal.

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