Cóndores, frailejones y hasta un pequeño bosque de polylepis crecen en el área de conservación Salinas de Guaranda

En esta área de conservación predominan plantas de malva, flores de lengua azul con corolas rosadas, caléndulas de amarillo intenso y otras especies que atraen mariposas brujas.
Área de Conservación Salinas de Guaranda.()
11 jul 2025 , 19:02
Redacción y Televistazo

La neblina y el viento, que alcanza 70 kilómetros por hora, se fundan sobre el páramo del área de conservación de Salinas de Guaranda, en la provincia de Bolívar. Son 1 560 hectáreas en la Cordillera de los Andes.

Este es el punto más alto de la parroquia. El pajonal se mece sin cesar, y a tres grados florece la chuquirahua, con intensos tonos naranjas.

La montaña está surcada por chaquiñanes, senderos prehistóricos por donde crece el frailejón oreja de conejo que solo se da por encima de 3 000 metros.

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Sus hojas lanudas de hasta 80 centímetros forman hileras que se extienden a lo largo de kilómetros. Las flores amarillas del árnica se destacan entre el pasto alto.

A media ladera, el terreno cubierto de pajonales se interrumpe con un pequeño bosque de polylepis de apenas 150 metros cuadrados. Sus troncos retorcidos cobijan a mirlos que anidan entre las ramas.

Por el suelo rocoso, tapizado de almohadillas y flores de ñachag, corre un arroyo que avanza 15 kilómetros antes de unirse al río Guaranda, vital para cinco comunidades que rodean la zona.

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El hogar de numerosas especies

Hacia el sur de la colina, un camino de tierra desciende por ocho kilómetros. Con cada tramo, los pajonales ceden espacio a los pinos. Llamas pastan a un lado del sendero, mientras el esquivo venado cola blanca a veces se deja ver.

Dos enormes bloques de roca volcánica que corren de norte a sur con paredes de hasta 50 metros. Desde lo alto se divisan cuevas blanquecinas rodeadas de arbustos, que forman un cañón escarpado y único.

Desde aquí hasta el corazón de la reserva hay que ir en vehículo, internándose en el bosque Peña Blanca, donde predominan cedros y arrayanes que alcanzan los 25 metros. Sus troncos cubiertos de musgos albergan insectos podonta.

En el centro nace el río Payagua que alimenta dos cascadas de 30 metros, ocultas a menudo por la neblina.

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Entre este escenario, un mirlo se posa, bebe y alza vuelo hasta perderse en la espesura, seguido por la silueta de un cóndor, una de las más emblemáticas entre las 500 especies de aves que habitan aquí.

Su vida silvestre es lo que más ocupa a las comunidades San José de Natawa, Pachancho, Rincón de los Andes, Verdepamba y Yurak Usha que vigilan y protegen el bosque.

"Ya no se entra animales, incluso ya no sea hace trabajo agrícola ni pastoreo, porque ya está declarado área de conservación para que esto mantenga los bosques nativos, con eso no se cause erosiones", contó Daniel Pomaquiza, comunero de Salinas de Guaranda

En esta área de conservación también predominan plantas de malva, flores de lengua azul con corolas rosadas, caléndulas de amarillo intenso y más de 100 especies de plantas que atraen mariposas brujas.

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A las 16:30, si no hay lluvia, el sol inicia su descenso y el valle se pierde bajo una densa capa de nubes en movimiento.

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