Cipriani desafía al Vaticano: el cardenal peruano acusado de abuso sexual reaparece en pleno duelo por Francisco
El cardenal peruano Juan Luis Cipriani, sancionado por el papa Francisco en 2019 por denuncias de abuso sexual, reapareció en el Vaticano ataviado con sus vestiduras cardenalicias durante los actos funerarios del fallecido pontífice argentino.
La imagen del purpurado del Opus Dei, frente al féretro de Francisco en la basílica de San Pedro, generó un profundo rechazo entre víctimas de abuso clerical y expertos en transparencia eclesial.
Vestido con sotana negra, faja y solideo rojo, además de la cruz pectoral que simboliza su investidura, prohibida por el propio Francisco tras las denuncias, Cipriani se mostró en distintos espacios públicos de la Santa Sede.
Esta aparición pública fue vista por muchos como un gesto de desafío al legado del primer papa latinoamericano, quien había ordenado al cardenal retirarse de la vida pública, abstenerse de declarar y no usar insignias religiosas tras una investigación interna del Vaticano.
Lea: Arrestan a pareja alemana en España por mantener a sus hijos encerrados durante tres años
El periodista Gareth Gore, autor de varios libros sobre el Opus Dei, calificó la presencia del cardenal como “un acto enormemente provocador”. Para Gore, “es una afrenta a la autoridad del difunto papa y una demostración de fuerza del ala ultraconservadora de la Iglesia antes del próximo cónclave”.
Aunque Cipriani no podrá votar en la elección del nuevo pontífice por haber superado los 80 años, aún puede participar en las reuniones previas al cónclave, donde los cardenales discuten los desafíos del futuro papado. Su sola presencia ha sido interpretada como una señal de resistencia interna a las reformas de Francisco.
El escándalo de Cipriani salió a la luz en 2018, cuando un hombre, hoy de 58 años, escribió al Papa para denunciar que el entonces arzobispo de Lima lo había tocado, acariciado y besado cuando tenía entre 16 y 17 años, a comienzos de la década de 1980.
El Vaticano no abrió un proceso penal, pero en 2019 sancionó al cardenal con el retiro de sus privilegios. Cipriani, por su parte, insiste en su inocencia:
“No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes, ni después”, afirmó en una carta abierta.
En el mismo documento, sostuvo que el Papa le había permitido “reanudar sus tareas pastorales” en 2020, aunque el Vaticano se ha negado a confirmar esta versión.
Para organizaciones que monitorean la violencia sexual en la Iglesia, el caso pone en evidencia las contradicciones del Vaticano.
“Pone de manifiesto la desconexión entre las palabras y las acciones de la Iglesia en materia de abusos”, alertó Anne Barrett Doyle, codirectora de la ONG estadounidense Bishop Accountability.
Lea: Sindicatos en Latinoamérica: entre la resistencia, la adaptación y la pérdida de poder
El tema de los abusos sexuales fue uno de los asuntos destacados por los cardenales en la primera reunión previa al cónclave. Matthias Katsch, sobreviviente alemán y activista de Eckiger Tisch, advirtió que “la tolerancia cero es un eslogan vacío mientras no esté consagrada en el derecho canónico”.
Mientras la Iglesia se prepara para elegir a un nuevo líder el 7 de mayo, la figura de Cipriani, quien dominó por décadas el catolicismo peruano como arzobispo de Lima y primer cardenal del Opus Dei en América Latina, vuelve a colocar la lucha contra los abusos en el centro del debate.