Studio Ghibli, 40 años retratando lo luminoso y lo oscuro de la humanidad
El 15 de junio de 1985, Hayao Miyazaki, Isao Takahata y Toshio Suzuki fundaron Studio Ghibli. Desde ese momento, un universo mágico se creó con un estilo tan único que generó un escándalo cuando millones de usuarios de la herramienta de inteligencia artificial ChatGPT, en marzo de 2025, crearon imágenes parecidas al de la casa productora japonesa y puso sobre la mesa un conflicto sobre los derechos de autor.
En un mundo lleno de monstruos propios, dragones, brujas, arpías y espíritus, Miyazaki y Takahata crearon las películas animadas de Studio Ghibli. Un total de 22 filmes, según el portal filmaffinity.com, le han dado a la productora japonesa dos premios Oscar a mejor película animada, una Palma de Oro honorífica en Cannes, un Globo de Oro, un Bafta, entre otros galardones.
Lee más: Goro Miyazaki advierte sobre los límites de la IA: "Nada puede replicar la esencia de mi padre"
El origen de Studio Ghibli
La trinidad de Studio Ghibli era: el ilustrador de manga, Hayao Miyazaki; el director de cine, Isao Takahata; y el productor Toshio Suzuki. En Kichijoji, barrio del oeste de Tokio, Japón, los tres fundaron el estudio de animación, en 1985, con la financiación de Tokuma Shoten, para ser una subsidiaria de la editorial.
Luego del éxito de siete películas, entre ellas Mi Vecino Totoro (1988), Studio Ghibli construyó su propio estudio en Koganei, en Tokio Occidental, en 1992, el año en que lanzaron Porco Rosso. Cinco años después, fusionaron a la casa de animación con la editorial Tokuma Shoten.
Lee más: Netflix: 5 de las mejores películas del icónico estudio Ghibli
La historia de Ghibli, está antes de la creación del estudio de animación. Miyazaki y Takahata se conocieron en los 60, en un Japón posguerra, mientras trabajaron en el estudio de Tôei Dôga - productores del anime Astro Boy en dicha década.
Además, antes de que sea la casa de Chihiro y de la Princesa Mononoke, el trío Miyazaki, Takahata y Suzuki produjo una película como antesala al universo que conquistó al mundo: Nausicaä del Valle del Viento (1984). Desde ese instante, Studio Ghibli dio una muestra de su capacidad para transmitir ternura, horror y fantasía con imágenes poéticas, la mayoría sacadas de la mente de Hayao Miyazaki.
Desde la perspectiva de Goro, el hijo de Hayao Miyazaki y director ejecutivo de Studio Ghibli, los elementos oscuros dentro de la narrativa de su padre y de Isao Takahata se debe a que los dos artistas son producto de la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo conflicto que perdieron frente a Estados Unidos y terminó atacada por dos bombas nucleares. En ese horror, la imaginación de Miyazaki y Takahata se desarrolló y los personajes de sus filmes nacieron.
Lee más: 10 películas de anime que debes ver antes de morir
Los hitos de Stuhio Ghibli
Uno de los años más importantes de Studio Ghibli, posiblemente el que generó un antes y un después, fue 1988. En esa fecha salieron, como hermanos mellizos, dos de las producciones más icónicas del estudio de animación japonesa: La Tumba de las Luciérnagas y Mi Vecino Totoro.
El primer largometraje cuenta la historia de dos hermanos abandonados y víctimas de los bombardeos de EE. UU. contra Japón, durante la Segunda Guerra Mundial. La esencia del drama, la tragedia y el relato de la oscuridad dentro de la historia de la humanidad se concentró en el filme. El portal de cine IMDB agregó a La Tumba de las Luciérnagas como una de las 40 mejores películas de todos los tiempos.
En cambio, el segundo largometraje, se convirtió en un ícono de la animación infantil. La producción, frente a la oscuridad de la guerra, cuenta la historia de dos niñas que se mudan al campo donde su padre, mientras su madre se recupera de una enfermedad. Ahí conocen a Totoro y demás espíritus del bosque que las acompañan. Aunque igual retrata amargura, ante la dolencia de la mamá, muestra una visión más optimista.
Lee más: El papa, un personaje de atracción cinematográfica
En 1997, Studio Ghibli lanzó La Princesa Mononoke y batió récords en taquilla, recaudando más de USD 117 millones en Japón. Además, logró ser vista paralelamente en Estados Unidos y se convirtió en la primera en tener amplia distribución. También se le reconoce como una de las producciones más costosas del estudio, cuya factura ascendía a USD 20 millones.
La película estuvo en la delgada línea entre ser animación infantil o adulta, ante su tratamiento reflexivo sobre el impacto medioambiental de la sociedad. A esto, Miyazaki contestó que quería marcar la “imaginación de los niños” y ver cómo reaccionaban ante esas imágenes.
En cuatro años otra película cruzaría los límites de Studio Ghibli. En 2001, El viaje de Chihiro fue estrenado en los cines para consagrar al estudio como uno de los mejores de la animación alrededor del mundo. La película en 2003 ganó el Oscar en la categoría Mejor Película Animada frente a Lilo & Stitch, La Era del Hielo y El Planeta del Tesoro.
El filme, al igual que todas, relataba el cruce de la frontera entre el mundo de los vivos y de los espíritus, creando escenas oníricas y casi bíblicas, como los padres convertidos en cerdos al comerse platos que no eran para ellos.
En 2023, Studio Ghibli estrenó su última película. El niño y la garza fue calificada como el largometraje más personal de Miyazaki, al incluir la constante de la madre enferma, por la que el chico va al campo con el padre. Además, el personaje cruza el umbral al mundo de los espíritus al seguir al ave. El filme le otorgó al estudio, en 2024, su segundo Oscar.
Lee más: El Eternauta, la oscura historia que une un cómic con la última dictadura de Argentina
El bestiario de Studio Ghibli, los monstruos más icónicos
En Mi Vecino Totoro encontramos a dos personajes que siempre aparecen en el imaginario de Studio Ghibli: el mismo Totoro, un espíritu del bosque, y el Gatobús, una alusión al felino doméstico con una sonrisa que parece copiada del gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas.
En Kiki, entregas a domicilio (1989), Jiji es el acompañante felino de la protagonista, mientras ella entrena para ser bruja. El gato, que cambia de una personalidad humilde en la versión japonesa a sarcástica en la estadounidense, se vuelve ícono en el largometraje y en el universo de Studio Ghibli.
Lee más: Chespirito, invasión mexicana en Hispanoamérica
Por otro lado, Calcifer es uno de los personajes de Studio Ghibli más únicos: un deminio de fuego, el cual es el corazón de todo la edificación principal en El increíble castillo vagabundo (2004). También, de la misma película, Cabeza de Nabo, el espantapájaros que ronda siempre dispuesto a ayudar a los personajes principales.
En la sensación que fue La Princesa Mononoke, los personajes fantásticos fueron la forma de representar al medio ambiente. Los kodamas son almas arbóreas que flotan en el bosque, que junto al Espíritu del Bosque son la expresión mística de la naturaleza, la que se defiende de la sociedad que la consume.
En El viaje de Chihiro te presentan otras criaturas que se quedaron en la retina de los fanáticos. Los duendes de hollín que llevaban carbón a la caldera del castillo que se mueve entre el agua. Unas criaturas negras pequeñas, como una pelusa, que flotaba en el suelo y generan ternura. También está el dragón y espíritu del río, que termina en una relación sentimental con la protagonista. Sin embargo, Sin Cara fue el que se robó el show, al expresar la gula y el consumismo.
Lee más: La Primera Vez, la serie colombiana que quiere motivarte a leer
Esta pequeña lista de personajes oscila entre la ternura, la bondad o la representación fiera de la naturaleza misma. Studio Ghibli lleva 40 años representando poéticamente la humanidad, desde los claroscuros que la componen.