Presidente: dos pasos para desactivar el paro
Aunque el Gobierno nunca lo admita en público, el paro indígena se extendió más de lo previsto. Ahí creían que para el lunes 29 de septiembre todo volvería a la normalidad.
Ecuador está a horas de entrar en el día 19 de una protesta que se pone más irracional y eso es peligroso.
El presidente Daniel Noboa es un convencido de que la Conaie no merece un diálogo institucional, pues argumenta que su lógica de operación política siempre ha sido el chantaje y que esta vez no puede pasar lo de Lenín Moreno y Guillermo Lasso.
En parte, tiene razón, pues es el fragor de la política ecuatoriana, ceder es sinónimo de debilidad; no existen matices ni clemencia en el juicio de la historia.
Por esto, tras los paros de 2019 y 2022, ambos presidentes terminaron con su popularidad por los suelos y, lo más grave en términos gubernamentales, claudicando en sus políticas fiscales.
Noboa tiene aún gran cantidad de capital político para no retroceder en la eliminación del subsidio al diésel; sin embargo, la tozudez de no entablar un marco de negociación con la dirigencia de los manifestantes ha hecho que decenas de miles de personas, sobre todo en Otavalo, Cotacachi e Ibarra, estén aterrorizadas por el bloqueo, la amenaza, el desabastecimiento y los brotes de violencia que no cesan.
Si Carondelet deja pasar demasiado tiempo, su imagen de firmeza y autoridad puede mutar en indolencia y desidia. Aquello abre grietas en la aceptación ciudadana.
Más de un asesor con cabeza fría sabrá decirle que es momento de cambiar de estrategia, sin que ello signifique revisar el precio del diésel.
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Lo que cabe es bajar los niveles de intolerancia y, para ello, el presidente Noboa puede dar dos pasos importantes.
El primero, que los siete manifestantes de Otavalo, detenidos, procesados y recluidos en la cárcel de El Rodeo de Manabí, retornen a la de Ibarra. Es muy grave que, pese a la existencia de una orden judicial, el SNAI no haya cumplido con el traslado inmediato, argumentando que es un tema reservado. Aquello puede causar graves críticas por irrespetar derechos humanos.
Si este asunto se aclarara, bajaría buena parte de las tensiones, pues la opinión pública puede tomarlo como una señal positiva que la Conaie no podrá desconocer públicamente.
El otro punto es aceptar la invitación de las organizaciones productivas y sociales de Cotacachi para que exista un diálogo directo con el Ejecutivo. Como en ese pedido no figura la Conaie, Noboa tendrá una oportunidad valiosa para administrar este conflicto por fuera de ese actor que soporta buena carga de críticas por su intransigencia.
La buena decisión de haber evitado que el paro llegara a Quito hace 18 días puede quedar en nada si el domingo 12 de octubre se concreta esa gran marcha de sectores indígenas sociales.
Para evitar esa tensión, no solo hay que militarizar la capital al punto de generar temor ciudadano. La gestión política ahora es más importante.