Liga de Quito e IDV nos llenan de orgullo
El fútbol ecuatoriano atraviesa su momento más brillante gracias a Liga de Quito e IDV. Lo que antes parecía un sueño lejano hoy es una realidad palpable: dos clubes del país han alcanzado, al mismo tiempo, las semifinales de la Copa Libertadores y de la Copa Sudamericana.
Un hito que refleja no solo el talento de los jugadores, sino también la madurez de proyectos deportivos que han sabido crecer con paciencia, visión y disciplina.
Por un lado, Liga Deportiva Universitaria de Quito volvió a instalarse entre los cuatro mejores de la Libertadores, confirmando que su historia grande en el continente no quedó en el recuerdo de 2008.
El equipo de Tiago Nunes eliminó a pesos pesados como Botafogo y São Paulo, después de superar a Flamengo en la fase de grupos. La U no se amilana ante nadie; al contrario, compite con jerarquía, defiende con solidez y ataca con convicción.
Ahora, el próximo rival será el poderoso Palmeiras, al que enfrentará con la ilusión de volver a una final continental.
Del otro lado está Independiente del Valle, el club que pasó de ser la “cenicienta” de Sudamérica a convertirse en ejemplo de seriedad y humildad. Los Rayados han levantado dos Copas Sudamericanas (2019 y 2022) y una Recopa, y ahora van por más.
Su reciente clasificación a semifinales, tras remontar en Manizales contra Once Caldas y ganar en los penales, es una muestra más de su temple competitivo. Atlético Mineiro será su próximo obstáculo, pero el Independiente de Javier Rabanal ya demostró que los festejos anticipados no van con ellos: juegan, compiten y avanzan.
Lo que logran Liga e Independiente no es casualidad ni golpe de suerte. Son proyectos con identidad, estructuras sólidas y una apuesta clara por la formación, el orden y el juego colectivo. En un fútbol donde aún muchos clubes viven de la improvisación, ellos marcan el camino: constancia, planificación y hambre de gloria.
Que Ecuador tenga en el mismo año a dos equipos entre los cuatro mejores de Sudamérica en ambas copas no es solo un motivo de orgullo, es una declaración de intenciones: el país dejó de ser actor secundario para convertirse en protagonista del fútbol continental.
Y aunque algunos aún los subestimen, basta mirar sus vitrinas para entender que nada de esto es sorpresa. Liga e Independiente ya saben lo que es ser campeones internacionales. Y están convencidos de que pueden volver a serlo.