05 ene 2024 , 14:07

La consulta popular no cuenta con respaldo político

La consulta popular ha sido calificada como innecesaria por distintos sectores, y tampoco tiene el respaldo de los aliados legislativos del gobierno. El presidente respondió criticando a quienes no lo apoyan.

El gobierno no luce muy convencido de su propia consulta, y aunque intenta sostenerla a punta de discursos, esa dinámica discursiva tiene grietas, se le ve la quilla.

Una vez que se hizo público el pliego de 11 preguntas, la propuesta se dio de frente contra la realidad. La expectativa gubernamental era recibir respaldos unánimes porque el tema principal es el de la seguridad, pero amargo fue el desengaño.

Porque en vez de aplausos llegaron las observaciones: que si lo propuesto podía ser planteado por otras vías, que si lo propuesto en el fondo no cambia nada.

Ni siquiera los aliados legislativos estuvieron ahí para apuntalar la propuesta; por el contrario, los socialcristianos apuraron un comunicado para que decirle que el tema de la seguridad es importante, pero que muchos de los temas propuestos ya están en trámite en la Asamblea.

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Y anuncia que presentará un proyecto de reforma constitucional abordando los temas que se le olvidaron al gobierno: trabajo por horas, supresión del Consejo de la Judicatura y del Consejo de Participación Ciudadana, que la Corte Constitucional responda legalmente por sus actuaciones, entre otros.

La otra pata del acuerdo legislativo, la que tiene la mayor cantidad de votos, digamos que fue más directa, según el correísmo.

La consulta no resuelve nada y señala que el mecanismo de consulta popular no puede ser usado irresponsablemente y no debe entenderse como una encuesta de aprobación de una gestión presidencial naciente.

Para defender la propuesta, el gobierno sube al ring a la líder de Construye, a María Paula Romo, y dice que Construye destruye e intenta estigmatizarla como correísta. Irónico cuando menos viniendo de él, que tiene una alianza legislativa con el correísmo.

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El jefe de estado, con la misma facilidad que se fue al cuadrilátero se baja de él, y al ring lo reconviene en mesa de diálogo o al menos de escucha cuando dice que está dispuesto a revisar las propuestas de los pokemones y de los correístas. De los socialcristianos no dice nada, pero no tiene por qué decirlo si están a metros de su despacho.

Lo cierto es que a esta hora, el gobierno tiene abierta una ventana para proponer más preguntas y quizás así tratar de contentar a muchos, sino a todos o al menos reducir esa resistencia casi unánime que ha generado una consulta que se lee inoficiosa, estéril. Hoy el régimen es un cazador de vientos para empujar una nave que en su primera salida ha encallado.

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