Grandes empresas en sus inicios se dedicaron a actividades muy distintas a las actuales.
Una palabra lleva a nuestro cerebro a pensar en otra inmediatamente. Haga un trabajo de asociación. Si alguien le dice Samsung, usted contesta. ¿smartphone? ¿televisor?.
Pues podría responder pescado seco. Porque ligado a este alimento está el origen del gigante tecnológico, que comenzó su andadura en el año 1938 con la exportación de frutas, vegetales y pescado seco a manos del coreano Byung-Chull Lee.
Samsung no es el único ejemplo de compañía cuyos primeros productos distan mucho de sus divisiones de negocio actuales. Y si no, que se lo digan a Peugeot, sinónimo indiscutible de la palabra automóvil. En sus inicios, lo fue de los miriñaques de los vestidos, las ballenas de los corsés, las cuchillas de afeitar o las esquiladoras de caballos. Peugeot también exploró el mercado de las máquinas de coser, y no es la única marca automovilística con un pasado relacionado con la costura.
Adam Opel fundó en el año 1862 su empresa de máquinas de coser en Alemania. Después se lanzó a fabricar bicicletas, el primer paso hacia el actual emblema de la marca: los autos.
Y más empresas vinculadas a las cuatro ruedas empezaron con negocios muy dispares. Otro ejemplo es Suzuki, nacida en el año 1908 y dedicada a la fabricación de telares. Hasta que en 1951 la industria del algodón colapsa y, entonces, se deciden a relanzar su fabricación de automóviles, que había comenzado unos años antes.
Ahora vamos de los automóviles a los neumáticos, en concreto los que fabricaba Nokia antes de especializarse en las comunicaciones. El finlandés Fredik Idestam abrió una fábrica de pulpa de madera para la fabricación de papel en el año 1865. Con el paso del tiempo, se instaló junto a ellos una empresa de caucho. ¿El resultado? Una fusión que originó Nokia y que fabricaba desde calzado a neumáticos.
Años después, una tercera empresa de cableado se unió al conglomerado, y así empezó la vocación tecnológica de la compañía.
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