El retrato de la dependencia a los celulares y la desconexión con el mundo real
El proyecto fotográfico Removed en el cual se eliminan los teléfonos móviles de fotos tomadas en momentos cotidianos del diario vivir buscando retratar la dependencia de la sociedad a la tecnología.
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El fotógrafo estadounidense Eric Pickersgill llevó a cabo un impactante proyecto artístico titulado Removed, en el cual decidió eliminar digitalmente los teléfonos móviles y dispositivos electrónicos de las escenas que capturaba en su día a día.
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El resultado es una serie de imágenes que, a primera vista, parecen cotidianas y familiares, pero que al observarlas más detenidamente revelan una inquietante realidad, la desconexión emocional y social que existe entre las personas, incluso cuando están físicamente juntas.
En estas fotografías aparecen familias, grupos de amigos, parejas y personas de todas las edades posando en situaciones comunes, sentadas en una sala, compartiendo una comida, descansando en la cama o caminando por la calle. Todos ellos tienen en común una misma postura, la cabeza gacha, los ojos clavados hacia abajo y las manos en una posición que claramente sugiere que están sujetando algo, pero no hay nada en sus manos.
Los dispositivos fueron eliminados digitalmente, dejando a los sujetos en una especie de trance, como si interactuaran con un objeto invisible.
Este vacío genera una sensación desconcertante, la ausencia del smartphone revela con crudeza cuán presentes y a la vez ausentes se está en los entornos cotidianos. La serie Removed expone de manera poderosa cómo los teléfonos se han convertido en extensiones de nuestro cuerpo, al punto de que, incluso eliminándolos, la dependencia emocional y física sigue siendo evidente en el lenguaje corporal.
Pickersgill utiliza esta técnica para invitar a la reflexión sobre la adicción a la hiperconectividad y el uso constante del celular como una especie de escudo o barrera social. En muchas ocasiones, tener un dispositivo en las manos es una forma de comunicar que se está ocupado, que no se quiere ser molestado o que se prefiere evadir la interacción directa con quienes lo rodean.
Sin embargo, esta actitud, que se ha vuelto tan común, también tiene un costo emocional, ignorar a las personas que se tiene delante, perder momentos de conexión real y reducir la calidad de las relaciones personales.
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Removed no solo documenta una práctica cotidiana, sino que obliga a cuestionar cómo la tecnología, aunque útil y necesaria en muchos aspectos, también puede alejar de lo esencial, el contacto humano genuino. La obra de Pickersgill actúa como un espejo que devuelve una imagen distorsionada, pero tristemente familiar de la vida moderna, en la que la conexión virtual muchas veces reemplaza o interfiere con la conexión humana.
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