06 oct 2020 , 06:07

¿Los personajes de “El Chavo del 8” representan los pecados capitales?

Una curiosa e inquietante teoría ha hecho estremecer a los internautas.

En medio del éxito que tuvo y sigue teniendo la comedia “El Chavo del 8”, hay quienes ponen en duda la inocencia del llamado “humorismo blanco” de Roberto Gómez Bolaños, más conocido como Chespirito. Hay teorías en internet que aseguran que detrás de los chascarrillos del Chavo, la Chilindrina, Quico, sus amigos, existe un subtexto sombrío.

 

De acuerdo con el portal infobae, una de ellas apunta a que Chespirito creó en el universo de uno de sus personajes más populares una representación del infierno, empleando mensajes subliminales que pocos habrían notado.

 

Así, cada habitante de la vecindad representa uno de los siete pecados capitales, entre otros vicios castigados por la fe cristiana. El Chavo, por ejemplo, siempre con hambre, ha cometido el pecado de la gula, que en una interpretación más críptica se señala que su predilección por la famosa torta de jamón sería una muestra de desprecio a las leyes divinas, que según versiones tradicionales prohibían el consumo de carne de cerdo por ser considerado un animal sucio.

 

En su calidad de pecador, el Chavo no tiene respeto por ninguna autoridad volviéndolo un rebelde, como se pone de manifiesto al llamarle a su mentor “Maestro Longaniza”, otra referencia velada a la carne porcina. 

 

Por su parte, Don Ramón, quien no trabaja y se la pasa evadiendo sus responsabilidades como padre e inquilino – al nunca liquidar los eternos 14 meses de renta atrasada-, ha cometido el pecado de la pereza, indica el sitio web.

 

El Señor Barriga, según esta curiosa teoría, sería la representación de la codicia, pues se menciona que quién más sino un avaro podría acudir casi todos los días a cobrar un alquiler mensual. 

 

En cuanto a Quico, el niño mimado más rico de la vecindad, este personaje representaría la soberbia impulsada por la envidia, pues cada vez que veía a sus vecinos más desfavorecidos disfrutar de un juguete sencillo y estropeado siempre buscaba causar su envidia presumiendo uno más grande y novedoso, aunque esto no fuera suficiente para satisfacerlo.

 

La Chilindrina y su marcada personalidad intolerante sería la ira, pues no son pocas las ocasiones en que al echarle a perder el juego a sus compañeros y con el capricho incumplido, traduce su enojo al llanto y los berrinches con los que pretende llamar más la atención, agrega el portal infobae. 

 

Doña Florinda y el profesor Jirafales son un guiño a la lujuria y dejan a la imaginación retorcida sus tardes enteras encerrados y tomando tacitas de café.

 

Al referirse a Doña Cleotilde, más conocida como La bruja del 71, la teoría mencionada por la web argentina apunta a que es ejecutora de dos grandes pecados: la vanidad extrema y la hechicería, hecho que se hace evidente al llamar a su gato Satanás, que en algunos capítulos es un perro, por lo que la hipótesis señala que hace referencia a un demonio polimorfo. Mucho se recuerda aquel capítulo cuando Doña Cleotilde convoca a una reunión espiritista en su departamento, donde abiertamente invoca a los “espíritus chocarreros”, llevando al paganismo.

 

Ñoño es señalado por su gula, mientras que Doña Florinda hace gala de la soberbia, sobre todo por su desdén a “la chusma”, como llama a los demás habitantes de la vecindad.

 

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