El día que se fue la luz... y España encendió su mejor humor

España se quedó sin electricidad, pero no sin energía. A lo largo del lunes 28 de abril, mientras millones de personas en España, Portugal y partes de Francia enfrentaban un masivo apagón que paralizó trenes, semáforos y redes móviles, surgieron momentos de humanidad y humor en medio de una jornada difícil.

En Madrid, algunas clientas salieron a la calle con el tinte a medio hacer aún en el cabello, provocando sonrisas de quienes se cruzaban en medio de la concurrida calle. Otros, con barra de pan en mano, se improvisaron como agentes de tráfico, dirigiendo vehículos en los cruces sin semáforo con sorprendente destreza y simpatía.

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Las estaciones de tren, colapsadas por la suspensión del servicio ferroviario, se transformaron en dormitorios improvisados. Sin embargo, lejos del caos, los viajeros compartieron bocadillos, anécdotas y hasta música a capela para pasar el tiempo.

"Sin móviles, volvimos a hablar con los vecinos", relató una mujer en Barcelona mientras compartía vino (que no necesita frío) con desconocidos en una plaza. Allí, como en muchas otras ciudades, la falta de conexión digital devolvió la conexión humana.

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Aunque el suministro eléctrico se restableció por completo tras 23 horas, y hoy aún persisten largas colas y demoras en aeropuertos y supermercados, pero lo que permanece en el ambiente es el recuerdo de una ciudadanía que respondió con altura. La lección fue clara, frente a la oscuridad, lo mejor de la sociedad puede brillar con fuerza.