19 abr 2018 , 09:26

La historia de la ciudad subterránea sobre Seattle

   

Bajo la moderna ciudad de Seattle existe un laberinto de pasadizos.

Actualmente es una de las ciudades más modernas y tecnológicamente avanzadas de Estados Unidos.

Sin embargo, estuvo a punto de desaparecer en el siglo XIX.

Testigo del despertar de la música grunge, ciudad natal de la globalizada Starbucks y escenario de múltiples películas y series de televisión, Seattle (en el estado de Washington, noroeste de EE.UU.) tiene un pasado menos conocido.

Y un paisaje subterráneo que se ha convertido en una gran atracción turística.

Feroz incendio

El 6 de junio de 1889, Jon Back, un joven sueco aprendiz de carpintero que calentaba pegamento se descuidó y el calor hizo que esquirlas de madera del taller en el que se encontraba comenzaran a arder.

El fuego se propagó por el centro de Seattle, devoró calles pavimentadas con tablones de madera y destruyó los destartalados edificios de pobre construcción.

Secuelas del gran incendio de Seattle, estado de Washington, en 1889

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Image caption Un voraz incendio destruyó el centro de la ciudad en 1889.

Las malas condiciones de una recién nacida Seattle, construida sobre marismas y lodazales, dificultaron las labores de extinción del incendio.

El sistema privado de agua, propiedad de tres destacados ciudadanos, no contaba con la presión suficiente para que las mangueras fueran eficaces.

Desesperados por encontrar otra fuente de agua, los bomberos recurrieron a las cercanas orillas de Puget Sound, pero las idas y venidas de la marea entorpecieron el trabajo de los equipos de emergencia.

Para cuando se extinguió el fuego, unas 25 cuadras del distrito central de negocios habían desaparecido.

Y con las llamas prácticamente desapareció la historia de la vieja ciudad quemada.

Ciudad subterránea de Seattle, estado de Washington

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Image caption Dependiente de la industria de la madera, una gran parte de la ciudad de Seattle original se construyó con este material, que apenas pudo sobrevivir a un fuego que destruyó más de 20 cuadras del centro.

 

Ciudad subterránea de Seattle, WashingtonDerechos de autor de la imagenFLICKR

Image caption En los días posteriores al incendio, el gobierno local aprobó unas ordenanzas que requerían que los nuevos edificios se construyeran con piedra y ladrillo.

Ciudad subterránea de Seattle, estado de WashingtonDerechos de autor de la imagenFLICKR
Image caption En el proceso de reconstrucción de Seattle se tomó la decisión de alzar las calles para que no reposaran sobre el barro y el fango que habían sido la base de la antigua ciudad.
Ciudad subterránea de Seattle, estado de WashingtonDerechos de autor de la imagenFLICKR
Image caption A lo largo de las calles se colocaron muros de contención y el espacio entre los muros se rellenó y cubrió con pavimento para construir nuevas carreteras. Esto se hizo para alzar las calles, que quedaron un piso más arriba que las viejas aceras.
Jericho Mission Inn en la ciudad subterránea de Seattle, estado de Washington, Estados UnidosDerechos de autor de la imagenFLICKR
Image caption Los constructores, ansiosos de capitalizar el boom económico de la década de 1890, trabajaron rápidamente sin darse cuenta de que los escaparates y entradas a algunos edificios se quedaron convertidos en sótanos.
The Old Cavalier Inn, en la ciudad subterránea de SeattleDerechos de autor de la imagenFLICKR
Image caption Los dueños de algunas de las tiendas y negocios reconstruidos se encontraron con su primer piso y a veces el segundo de cara a una pared de cemento.
Ciudad subterránea de Seattle, estado de WashingtonDerechos de autor de la imagenFLICKR
Image caption Tras la reconstrucción de la ciudad, estos pasajes subterráneos que en el pasado fueron calles principales y escaparates del viejo centro de Seattle quedaron para el olvido, como lugar de escondite de drogadictos, prostitutas y criminales.
Ciudad subterránea de Seattle, estado de WashingtonDerechos de autor de la imagenFLICKR
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En los años 50, el residente local y publicista Bill Speidel empezó una campaña para recuperar la ciudad subterránea, aferrándose a la fuerza que podía tener la historia de sus pasadizos. Años después, su empeño dio frutos y comenzó a ofrecer visitas guiadas que hasta el día de hoy son uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad.

 

 

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