Si los virus pudieran definirse por una sola característica, la objetividad sería una buena opción. Al fin y al cabo, su objetivo es bastante sencillo: invadir las células de un ser vivo y utilizarlas para crear nuevas copias de sí mismo, que repetirán este proceso.
Por lo general, el rito de invasión y replicación dura unos días, y si el sistema inmunitario no es capaz de lidiar con el problema, la afección se convierte en una situación más grave que pone en peligro la vida.
Pero hay un grupo de virus que van un paso más allá.
Poco después de la infección inicial, logran esconderse en algún rincón del cuerpo.
Esta fase puede durar meses, años o incluso décadas, y solo finaliza cuando las células de defensa dejan de funcionar como se espera.
Luego, la infección reaparece y vuelve a causar problemas de salud.
Y este grupo tiene varios representantes bien conocidos, que van desde el VIH, causante del sida, hasta el herpes simple 1 y 2, que causan llagas en la comisura de la boca y en la región genital.
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Pero, ¿cómo consiguen pasar desapercibidos? ¿Y cómo reaparecen después de tanto tiempo? ¿Podría ser este el caso del SARS-CoV-2, el coronavirus responsable de la covid-19?
Básicamente, hay cuatro formas en que un virus se esconde en el cuerpo.
La primera de ellas es utilizada con frecuencia por la familia de los herpes.
Además del virus del herpes simple tipo 1 y 2, incluye la varicela, y el Epstein-Barr, que está detrás de la "enfermedad del beso", entre otros.
"Tienen ADN como material genético y logran quedarse en el núcleo de las células, como un apéndice de nuestro propio código genético", explica el virólogo Décio Diament, del Hospital Israelita Albert Einstein, en São Paulo.
Vale la pena recordar aquí que el ADN es el conjunto de letras (conocido en la ciencia como bases nitrogenadas) que componen el genoma. Están "alineados" en dos hilos, generalmente en el formato clásico de doble hélice.
"Estos virus de la familia de los herpes permanecen latentes durante mucho tiempo, sin replicarse muy intensamente. Consiguen inhibir las defensas internas de las células y volverse 'invisibles' para el sistema inmunitario", añade el médico, que también es consultor de la Sociedad Brasileña de Infectología.