La exposición a estos eventos naturales puede causar crisis de angustia en los afectados.
Un reportaje realizado por Aline Juárez Nieto de CNN en 2012 recoge puntos importantes sobre el estrés post temblores.
'Miedo, pánico o parálisis'
El miedo a los sismos es natural. Mucha gente se avergüenza, pero en realidad esto responde a un instinto de supervivencia. Sin embargo, es importante identificar el nivel y tipo de respuesta de cada persona ante dicho fenómeno, que puede ir del pánico a la parálisis, aseguran especialistas.
La tremofobia o miedo a los temblores (estados de ansiedad presentes en el 4% de la población mexicana) se caracteriza por un temor persistente, excesivo e irracional a los movimientos telúricos.
La exposición a este estímulo puede causar crisis de angustia, indica José Ramón Grajales, psiquiatra adscrito a los Servicios de Salud Mental de la Secretaría de Salud (Ssa).
Luego de un sismo, entre el 2,5% y el 3,5% de los afectados puede padecer estrés postraumático.
“Yo estaba en la sala, donde estaba la tele, sentada en el suelo. De pronto las lámparas de la casa se comenzaron a balancear, yo me sentí rara, aún tengo esa sensación cuando empieza a temblar, la piel se me pone de gallina. Yo me trato de levantar y en eso mi mamá estaba gritando: está temblando, está temblando”, relató Laura Morales sobre el terremoto de 8.1 grados que azotó la ciudad de México el 19 de septiembre de 1985.
“Desde ese día, los sismos me causaban un miedo irracional. Es algo que no controlo, entro en pánico y ya valió, me paraliza este miedo tan horrendo”, puntualiza Morales.
¿Cómo reaccionamos luego de un temblor?
Existen varios tipos de respuesta luego de un sismo: estrés, estrés agudo, postraumático y postraumático agudo, explica Flor Gil Bernal, psicóloga.
El primero se supera casi inmediatamente; en el segundo la atención disminuye, la conciencia se obnubila, se presentan amnesia momentánea, desorientación, temblores, agresividad e inquietud, y puede mantenerse por unas horas o hasta cuatro semanas.

Sí después del mes persisten los síntomas y se añaden otros, la persona padece estrés postraumático.
Este forma parte de los trastornos de ansiedad y lo puede experimentar cualquier persona, sin importar su condición mental.
Síntomas como pensamientos recurrentes desagradables, reacciones fisiológicas (sudoración de manos, taquicardia, opresión en pecho o mareos) y conductuales (limitaciones para el trabajo, estudio o para realizar cualquier actividad) son recurrentes en este padecimiento.
¿Cómo afrontar el miedo?
Jorge Álvarez, especialista de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que entre un 50 y 60% de la población, en el trascurso de unas dos o tres horas, supera el estrés que causa un fenómeno natural como un terremoto, equilibra su estado emocional y afronta exitosamente la situación.
“Al verbalizarlo con frases como ¡estuvo duro!, ¡ahora sí me espanté! o ¡fue largo el temblor!, las personas expresan su temor y, con ello, liberan estrés y angustia”, dice Álvarez.
Al 40% restante le toma más tiempo hacer frente a la situación, y entre 1 y 14% requiere tratamiento psicológico especializado, precisa.
Si no se supera esta situación durante los siguientes seis meses, se presenta estrés postraumático crónico, que debe ser tratado de un modo distinto para llegar a la raíz de la aprensión, destaca el psiquiatra de la SSa, José Ramón Grajales.
A los pacientes de estrés postraumático y agudo se les brinda apoyo psicológico. Técnicas como la de desahogo emocional, en la que el paciente externa los temores que tiene y cómo vive dicha situación, son parte del tratamiento, comparte el especialista de la UNAM Jorge Álvarez.
“Existen personas que no pueden organizar sus pensamientos ni externarlos; en ellos se aplican técnicas de respiración diafragmática. Otra práctica es la de tensión-distensión, pero cuando el problema es mayor se aplican estrategias como la narrativa (escribir qué me provoca esto)”.
Para superar el miedo después de un temblor
Hablar del sentimiento de manera abierta, incluso llorar y entender que es normal. Pues eso permite liberar el temor.
Identificar pensamientos recurrentes y atemorizantes para “detenerlos”. Cuando los detectamos podemos generar estrategias de distracción.
Anticipación de la respuesta. Tener un plan de acción permite actuar y disminuir la sensación de desamparo. Prepararse mentalmente disminuye la sensación de ansiedad.
Estrategias de respiración y relajación. Detenernos a respirar de manera profunda contribuye a que ciertos nervios se estimulen y la reacción fisiológica se modifique. Además, identificar puntos del cuerpo que duelen al estar estresado y luego presionarlos por unos segundos baja el nivel de ansiedad.
Buscar ayuda profesional si el estrés postraumático se convierte en crónico, es decir, si persiste después de seis meses del suceso y se registran depresión, apatía o enojo.
Se recomienda acompañar estos métodos con mantras, frases de autoafirmación tanto del yo como del estado emocional positivo.
Frases para encontrar tranquilidad
“Sé que puedo hacerlo”
“Lo superaré y estaré bien”
“Mañana habrá pasado”
“Puedo hacerlo, lo estoy haciendo, sólo tengo que hacerlo lo mejor posible”
“Puedo pedir ayuda”
“No hay nada malo en cometer errores, todo el mundo lo hace”
Recomendadas