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Dos analistas exponen los puntos a favor y en contra de esta designación.
El radiodifusor quiteño Álvaro Rosero es el nuevo ministro de Gobierno. Las labores tradicionales de esa secretaría van en términos de una figura que busca acuerdos con diálogo y negociación, pero Rosero ha tenido una posición dura con sectores de izquierda como el correísmo.
En su espacio radial hablo sobre el tema:
“No te digo que tú hayas votado No, pensando en beneficiar al correísmo, lo que te digo es que votaste No, lo que tienes que asumir es que los grandes triunfadores son ellos”.
Según analistas políticos, su trabajo en ese ámbito entonces podría verse limitado.
“Es muy difícil que uno se siente a conversar con a quien uno ha descalificado, esa va a ser una parte, a no ser que el gobierno tenga como estrategia seguir en la confrontación y a demás de la confrontación trabajar con otros sectores que no sean esta oposición que a demás va a ser intransigente”.
Pero aprovechar su experiencia como comunicador puede ser otra opción. Pablo Medina, analista político, dio su punto de vista:
“A menos que el gobierno pretenda que el Ministerio de Gobierno se convierta en una nueva suerte de vocero más que un negociador, esto podría ser de la mano con la salida de Carolina Jaramillo, como vocera de Gobierno”.
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Rosero es el sexto ministro de Gobierno del presidente Noboa en sus dos años de mandato. Reemplaza a Zaida Rovira, quien estuvo desde julio pasado en el cargo.
Ella, sin embargo, se queda en el gabinete, regresa al Ministerio de Desarrollo Social que ya dirigió por más de un año, fue Gobernadora del Guayas también durante el gobierno.
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Esta designación y la de Harold Burbano, que del Ministerio de Desarrollo Social pasa a Trabajo, puede indicar además de un tema de lealtad, una debilidad.
“El gobierno no tiene mucho espacio de donde echar mano para perfiles, no tienen un pool de cuadros políticos de donde puedan sacar y echar mano. El regreso también de Juan Carlos Vega, esta vez ya no en economía, sino en Agricultura, también da cuenta un poco de eso”.
“Me parece que el señor Presidente debería ampliar su base, no puede ser ni de amigos, ni de funcionarios de él, tiene que ser funcionarios del país”.
Así esta crisis de gabinete, dicen los analistas, no necesariamente es una oxigenación, puede ser un reconocimiento de que algo no funcionó como debía funcionar frente a los resultados electorales.
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