El debate sobre el progresismo en Ecuador se intensifica de cara a la segunda vuelta. ¿La Revolución Ciudadana realmente cumple con los valores de esta ideología? Expertos opinan lo contrario.
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Correísmo y progresismo, ¿son realmente compatibles?( )
La segunda vuelta electoral en Ecuador ha reavivado el debate sobre la necesidad de un gran acuerdo progresista en el país que impulse una agenda sobre la igualdad económica, soluciones al extractivismo y el fomento de una democracia participativa. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿la Revolución Ciudadana, que se autodenomina como progresista, realmente promueve estos valores?
En el programa POLÍTICAMENTE CORRECTO, tres analistas abordaron la realidad del progresismo en Ecuador y criticaron el uso de este término por parte de algunas organizaciones de izquierda que lo emplean como una bandera electoral. Sofía Cordero, politóloga y catedrática universitaria, explicó que, en un ejemplo particular, la Revolución Ciudadana no encarna los valores progresistas, ya que uno de los pilares fundamentales de esta corriente es la lucha contra el autoritarismo, algo que el correísmo no ha cumplido.
“La historia nos muestra que el correísmo, como gobierno, se ha opuesto a los derechos sociales y ha sido autoritario. Si gana en la segunda vuelta, no será diferente”, advirtió Cordero.
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Por su parte, Germán Rodas, coordinador de la Comisión Anticorrupción de Ecuador, enfatizó que no ha existido un gobierno progresista en el país desde el retorno a la democracia hace más de 56 años. Según Rodas, el último presidente que podría considerarse dentro de esta corriente fue Jaime Roldós.
“Una fuerza que en el pasado fue autoritaria no puede llamarse o autoproclamarse de corte progresista. Eso lo hacen los políticos para lavarse la cara”, explicó.
Elsa Guerra, académica y vicepresidenta nacional del Partido Socialista Ecuatoriano, señaló que el progresismo ha sido mal interpretado por muchos partidos políticos. En su opinión, su organización no se adscribe a esta corriente, sino a una izquierda renovada que prioriza la erradicación de la pobreza, el respeto al medio ambiente y la reducción del desempleo.
Sin embargo, Guerra adelantó que está dispuesta a apoyar al partido político que más se adscriba a una postura de progresismo, por lo que, para la segunda vuelta, el Partido Socialista dijo que no apoyará a Daniel Noboa.
“Noboa representa a la ultraderecha. Es imposible dialogar con él, no podemos aceptar un cheque en blanco. Nuestras opciones son votar nulo o esperar que Luisa González acepte nuestras propuestas de las izquierdas renovadas”, afirmó la política.
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¿Qué es el socialismo del siglo XXI?
Durante el debate, los panelistas coincidieron en que la ideología del socialismo del siglo XXI se abanderó de la teoría progresista para captar adherentes políticos. Son embargo, sostienen que dicha teoría, fundada por Hugo Chávez y Rafael Correa hace más de una década, tiene varias inconsistencias.
Según Elsa Guerra, esta corriente carece de fundamentos teóricos sólidos, pero fue adoptada por el correísmo para transformarse en una izquierda conservadora. Sofía Cordero destacó que el socialismo del siglo XXI sí existe y está presente en varias administraciones de países de América Latina, como Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Germán Rodas, por su parte, sostuvo que el socialismo del siglo XXI nunca existió como tal, sino que fue utilizado como una herramienta para encubrir gobiernos autoritarios que restringen las libertades sociales.
En ese sentido, y frente al desconocimiento de una verdadera organización política que represente el progresismo, el analista subrayó que lo que se necesita ahora es una nueva fuerza que impulse una agenda a largo plazo, ajena a las elecciones, cuya finalidad sea que cualquier gobierno que asuma en mayo se convierta en autoritario.
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