Pedro Vicente Maldonado, un cantón de Pichincha que brilla entre las montañas, bosques y llanuras

En el cantón Pedro Vicente Maldonado, al noroccidente de Pichincha, se protege la vida. La naturaleza late, canta y florece. Está en las estribaciones de la cordillera occidental de los Andes, en medio de montañas, bosques espesos y llanuras extensas.

Este es el punto de transición entre la Sierra y la Costa. Se siente en el clima que, al mezclarse, genera temperaturas más cálidas que favorecen la diversidad de flora y fauna.

990 hectáreas de bosque húmedo son protegidas en esta zona donde fuentes hídricas brotan de manantiales escondidos, cascadas y ríos que serpentean entre quebradas, piedras y raíces.

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El murmullo del agua es constante; como una melodía que se reitera en estos 620 kilómetros cuadrados donde hay 15 ríos y 33 cascadas que generan verdaderos espectáculos naturales. Uno de ellos es la cascada del Salto del Tigre.

Su agua desemboca en el río San Dumas, que pasa por un costado del cantón. Se une con las aguas espumosas del río Guayllabamba, que hasta aquí recorre 124 kilómetros. La convergencia de estos afluentes desde el aire es sobrecogedora.

El agua de la cascada que tiene ocho metros es cristalina. Tanto, que permite ver renacuajos y en las piedras sapos de apenas milímetros.

Otro río, el Caoni, tiene 20 metros de ancho y baña tres cantones: San Miguel de los Bancos, Pedro Vicente Maldonado y Puerto Quito. En este último cantón, el río forma balnearios y piscinas naturales.

Sus bosques son tan extensos como tupidos. Sobresalen estos árboles de chíparo conocidos por su resistencia, especialmente a condiciones adversas. Llegan a 30 metros. En las orillas del Caoni hay árboles centenarios. Sus fuertes raíces ayudan a estabilizar el suelo y prevenir la erosión: absorben y retienen grandes cantidades de agua.

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Hay otros árboles en las zonas protegidas como los de frutas endémicas. Las del mate son gigantes, sirven para curar quistes.

Las hojas de esta caña agria son desinflamantes, al igual que la granadilla silvestre, cuyo sabor es ácido. Entre los árboles más coloridos está la banana de jardín , su fruto es dulce y sirve como desparasitante.

Estos farolitos que sirven de alimento para las aves. En Pedro Vicente Maldonado hay unas 600 especies con zonas donde a ciertas horas se pueden divisar hasta 100.

Una de las más llamativas es la momoto picoancho, una ave tropical de tamaño mediano, con una máscara negra alrededor de los ojos y su peculiar forma de mover la cola como si fuera un péndulo.

Este torito cabecirrojo se alimenta principalmente de frutas e insectos. Su pico es robusto pico y construye sus nidos en los huecos de los troncos. Hay tángaras que miden 18 centímetros. Las hay negras y azuladas. Y los pájaros carpinteros no dejan de sorprender con su picoteo, que es inconfundible.

Puede hacerlo hasta 20 veces por segundo. 12 000 al día y están equipados anatómicamente para resistir su impacto sin sufrir daños cerebrales. En las áreas de conservación es común ver mamíferos como estas guatusas, monos aulladores, reptiles, como estas iguanas que se ponen al filo de la carretera buscando el calor.

Hay ardillas, especies acuáticas como las tilapias que se reproducen fácilmente y pueden vivir en aguas dulces y saladas. Pedro Vicente Maldonado es el punto de transición entre la Sierra y la Costa, un santuario donde la tierra aún habla su idioma original.

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