07 feb 2025 , 18:24

En el Bosque Protector Ceploa, en Pastaza, crece una de las especies de árboles más grandes del planeta

El bosque Ceploa es un fragmento de selva que resiste, un ecosistema virgen que se aferra a su esencia.

   

El Bosque Protector Ceploa es uno de los pocos que se mantiene como hace siglos: intacto. Está en el punto más alto de Taruga Urku, una colina de 1 000 metros en la cordillera Las Castañas, del cantón Arajuno, provincia de Pastaza.

Al empezar el descenso, un sendero de lodo cruza la espesura de su vegetación donde la luz del sol se filtra entre troncos gigantes y hojas que crujen bajo los pies.

La humedad es densa y aumenta a cada paso por la presencia de pequeños arroyos que descienden con prisa por este refugio natural de 3 344 hectáreas.

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Las trochas siguen por una pendiente pronunciada donde escarabajos rojos y negros pululan, mientras los hongos ganoderma, con su forma de abanico, descomponen la madera caída.

Su diversidad arbórea es una de las más altas del planeta

Árboles de un siglo forman una bóveda verde: hay chuncho, tucuta, caoba, sandi e incluso ceibos que superan 80 metros.

Sus largas lianas se enredan entre las ramas y las raíces quedan expuestas en el terreno inclinado. El aire huele a hojas en descomposición.

Su diversidad arbórea es una de las más altas del planeta: 1 190 tipos de plantas y solo en el último año se han descubierto 34 especies nuevas. Se destaca el tarapoto, una palma de hojas gruesas y flores blancas, con 300 ejemplares en una sola hectárea.

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Arriba, entre las ramas, se ocultan los monos chorongo y monos ardilla, vigilados de cerca por el depredador supremo de este ecosistema: el jaguar. Siete han sido identificados en la zona.

Especies únicas habitan en el bosque protector

Ceploa no solo es un santuario de biodiversidad, sino un esfuerzo colectivo por la preservación. Desde el año 2000, 98 kichwas de Pastaza lo protegen con patrullajes y un monitoreo detallado de sus especies.

“Realizamos cuadrantes de 50 de largo por 25 de ancho, también el conteo de árboles, qué especies hay en ese sitio, medimos con cinta métrica y luego recolectamos las hojas para llevar al laboratorio y hacer el conteo”, explicó Eliseo López, coordinador de vigilancia monitoreo de Ceploa.

Después de dos horas de camino, la temperatura sube a 25 grados y la vegetación se espesa, anunciando la llegada a un valle donde nace el río Oglán, el principal afluente de la selva.

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Su caída de 30 metros marca el inicio de un recorrido de siete kilómetros a través del bosque.

Especies de peces y reptiles

Su cauce cristalino alberga sardinas, carachamas, wanchiches y otras 37 especies de peces.

Los márgenes del río son territorio de depredadores sigilosos: la serpiente chonta negra es maestra en moverse sin ser vista. Más arriba, sobre un tronco caído, el eslizón occidental, un lagarto de escamas brillantes, se esconde entre las raíces expuestas. Son parte de las 54 especies de reptiles descubiertas.

En medio de las pendientes rocosas de la reserva, a 400 metros, una pared de arcilla mineral se convierte en un punto de encuentro diario.

Especies de aves

A las 07:00, cientos de pericos verdes y de cabeza negra descienden en bandada a este saladero para extraer sus nutrientes.

Durante media hora se alimentan del lodo antes de alzar vuelo hacia las copas de los ceibos, donde encuentran refugio del sol y las lluvias.

También hay cucupachos, que cuelgan sus nidos sobre las ramas más altas, y los pecho amarillo, que miden entre 12 y 20 centímetros.

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Ya en las laderas se desplazan grandes mamíferos como la danta, el de mayor tamaño en la Amazonía, que llega a pesar hasta 300 kilos. Y el venado colorado, un rumiante solitario que frecuenta las colcas.

Tras tres kilómetros de sendero se revela la presencia de las mariposas cartero que posan sobre las flores de las bromelias para aprovechar su néctar.

El bosque Ceploa es un fragmento de selva que resiste, un ecosistema virgen que se aferra a su esencia.

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