16 jun 2020 , 09:00

No hay alerta ni rebrote de virus Nipah, según la OMS

   

El brote del virus Nipah en la India no es de ahora, es de 2018

En las últimas horas ha circulado de forma incesante por las redes sociales una información de un brote en la India de un nuevo virus nipah (VNi), que habría dejado 18 fallecidos. Sin embargo, ni el patógeno es nuevo ni ese brote se ha producido estos días, sino que sucedió en 2018, en la ciudad india de Kerala. En su momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre este virus, que al igual que el coronavirus uno de sus orígenes es el murciélago.

 

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En su momento, la OMS informó que la infección por el virus Nipah (VNi) era una zoonosis emergente que causa cuadros graves tanto en animales como en el ser humano. El huésped natural del virus es el murciélago frutero de la familia Pteropodidae, género Pteropus. La OMS estimó una tasa de mortalidad entre el 40 y 75%.

 

El VNi se detectó por vez primera durante un brote de la enfermedad que se declaró en Kampung Sungai Nipah, Malasia, en 1998. En esta ocasión el huésped intermediario fue el cerdo. Sin embargo, en brotes posteriores de VNi no hubo huésped intermediario. En Bangladesh, en 2004, las personas afectadas contrajeron la infección tras consumir savia de palma datilera contaminada por murciélagos fruteros infectados. También se ha documentado la transmisión entre personas, incluso en un entorno hospitalario en la India.

 

En el hombre la infección por VNi se asocia a un espectro de manifestaciones clínicas que van desde un proceso asintomático hasta un síndrome respiratorio agudo o una encefalitis mortal. El VNi también puede afectar a los cerdos y otros animales domésticos. No hay ninguna vacuna para el hombre o los animales. La atención de sostén intensiva constituye la principal forma de tratamiento en los casos humanos.

 

Los síntomas que produce el nipah son similares a los de la gripe, como fiebre, dolores corporales y vómitos, que pueden derivar a síndrome respiratorio agudo, encefalitis o en una inflamación cerebral, un daño que puede causar la muerte, lo que explica la gran letalidad y peligrosidad que puede llegar a tener este virus. Además, en personas que superan el virus puede causar efectos neurológicos persistentes, incluidos cambios de personalidad.

 

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