Furukawa dice que sin levantamiento de enajenación de bienes no podrá pagar sentencia por esclavitud

Furukawa, la empresa de capitales japoneses condenada a pagar más de USD 41 millones a 342 denunciantes por esclavitud moderna en Ecuador, prepara una propuesta global de pago en medio de la incertidumbre al no tener patrimonio suficiente para afrontar las indemnizaciones, cuya cuota inicial debió desembolsar en marzo pasado.

La compañía, dedicada al cultivo de abacá, una planta parecida a la del plátano que se cosecha por su fibra para la industria textil, fue condenada por la Corte Constitucional (CC) el pasado 5 de diciembre.

La sentencia consideró que Furukawa fue responsable por más de cinco décadas de un régimen de servidumbre de la gleba que anulaba la dignidad humana de los trabajadores.

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Este consistía en "aprovecharse de personas en condiciones de extrema vulnerabilidad para que vivan en campamentos dentro de las haciendas y cosechen abacá en beneficio de Furukawa durante varias generaciones, sin que puedan cambiar su condición".

El miércoles, durante una visita a la Asamblea Nacional, los demandantes aseguraron que aún no han recibido las indemnizaciones de Furukawa.

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Guido Páez, gerente general de Furukawa, reiteró este viernes 9 de mayo en entrevista con EFE que la firma está "absolutamente comprometida con el cumplimiento de la sentencia y con la restauración y reparación económica de los accionantes".

Sin embargo, subrayó que siguen a la espera de que la Corte Constitucional responda a cuatro pedidos, planteados desde enero, para levantar la prohibición de enajenar sus tierras, a fin de vender ocho haciendas, de unas 700 hectáreas en total, para afrontar parte de los pagos.

"Sin esta venta, no contamos con el flujo de caja para cumplir con el primer pago de 6.840.000 dólares" definido por la Corte (que venció el 5 de marzo), de un total de USD 41 040 000, indicó.

Furukawa también espera que la Corte Constitucional atienda su pedido para poder entregar como dación de pago algunas hectáreas a los demandantes que lo acepten.

Páez recordó que desde 2019 hay dos haciendas, por 290 hectáreas, que "fueron invadidas". "Entendemos (que fueron invadidas) por los accionantes, y que ellos han usufructuado de la cosecha y venta del abacá hasta el día de hoy", señaló.

No obstante, dijo que desconocen quienes están en esas tierras o si son parte de los demandantes, por lo que han pedido soporte a la Defensoría del Pueblo para identificarlos.

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De acuerdo a Páez, solo 95 de los 342 demandantes trabajaron alguna vez directamente para Furukawa con todos los beneficios de ley, mientras que los restantes fueron contratados por 26 arrendatarios, a los que la firma les compró la fibra por cerca de 7 millones de dólares.

Sin la respuesta de la Corte a su petición de levantar la prohibición de enajenar, Páez sostiene que la firma está "entre la espada y la pared" porque no tienen "ni de cerca" el flujo de caja para cumplir con los pagos de la primera cuota.

Furukawa, que cambió de accionistas en 2014, acumuló hasta 2024 pérdidas por USD 2,3 millones.

Páez señala que, en unos 15 días, la firma prevé presentar una "nueva propuesta por un total, para buscar cerrar este proceso de una vez por todas", que permita a los demandantes cobrar lo que les corresponde, así como a la empresa seguir operando y mantener los 95 empleados con los que trabaja ahora, de los 500 que tenía en 2019.

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El ajuste en la nómina respondió al descenso de los volúmenes de venta de la fibra a raíz de las denuncias contra Furukawa, anotó al agregar que, desde 2023, se quedaron con un solo cliente internacional que en 2024 compró solo 24 contenedores de los 72 que adquiría cada año.

"Ha sido un golpe fortísimo", dijo al señalar que la sentencia de la CC implica que la firma "debe pagar el 315 %" de su patrimonio, algo que tildó de "absolutamente desproporcionado" pues todo lo que tiene la empresa está valorado en 13 millones de dólares.

Sobre la situación actual, comentó que están "bajo un compás de espera y un período de angustia", pues en diciembre pasado el único cliente internacional que les quedaba suspendió las compras, por lo que ahora venden la fibra a nivel local, a precios más bajos.

"Estamos, estratégicamente, haciendo un manejo de flujo de caja para permanecer vivos, en una terapia intensiva" y a la espera de respuestas de la CC, anotó.