Fentanilo y mezclas tóxicas, la amenaza oculta del consumo de drogas en Ecuador
La "hache" es una de las mezclas más consumidas, pero no se estudia en el país desde hace nueve años.
¿Qué contienen realmente las drogas que se consumen hoy en Ecuador? La pregunta sigue sin respuesta. Lo alarmante es que nadie lo sabe con certeza, y esa falta de información mantiene al país en un apagón epidemiológico mientras la crisis avanza sin que exista un control efectivo.
En medio de la guerra contra el narcotráfico, una epidemia silenciosa se expande: el consumo de sustancias cada vez más letales y adictivas, cuyas composiciones son desconocidas. Autoridades sospechan de la presencia de fentanilo, un opioide hasta 50 veces más potente que la morfina y con un alto riesgo de sobredosis.
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Especialistas advierten que Ecuador navega a ciegas. La ausencia de estudios sobre los cócteles químicos que circulan impide diseñar políticas de prevención y tratamiento, mientras los consultorios médicos reciben cada vez más pacientes con daños físicos y mentales que antes no se veían.
Julieta Sagnay, médica especialista en adicciones, alerta sobre la gravedad de la situación: "Están dispuestos a consumir y hacer lo que sea con tal de conseguir su próxima dosis. Si antes se consumía hache cada dos horas, hoy se hace cada media hora".
Durante un recorrido por sectores de Guayaquil, La Libertad (Santa Elena) y la zona rural de Samborondón, se observó a jóvenes y adultos con los síntomas descritos por la especialista.
La "hache" es una de las mezclas más consumidas, pero no se estudia en el país desde hace nueve años. "El último análisis lo hizo la extinta Secretaría Técnica de Drogas. Encontraron un medicamento cardiológico, cal e incluso cemento. Actualmente hasta el color ha cambiado", explica Sagnay. Esa variación genera sospechas de que nuevas sustancias más peligrosas se estén incorporando.
La hipótesis tomó fuerza cuando autoridades en Guayaquil confirmaron rastros de fentanilo en pacientes adictos a hache.
Rodrigo Vélez, exsecretario del también extinto Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep), asegura que esta sustancia puede conseguirse en la Bahía de Guayaquil por cinco dólares. "Los mezcladores callejeros la combinan con otras drogas", señala.
Una pista más concreta se detectó el pasado 19 de junio en el cantón General Villamil Playas, donde la Policía desmanteló un microlaboratorio. Allí, con licuadoras se trituraban drogas y medicamentos, a los que se añadía una pequeña porción de fentanilo.
"Si la hache está contaminada, los consumidores están en peligro de muerte. Creen que pueden ingerir las mismas dosis de siempre, pero no es así", advierte Sagnay.
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La alerta no se limita a la hache. En Santa Elena, Marino Restrepo, dueño de una clínica privada de rehabilitación, identificó entre sus pacientes la presencia de cocaína rosada o "tusibi". "Ya hay consumidores, aunque no de manera masiva", afirma. Esta droga sintética, descubierta en Colombia en 2007, estaría ingresando a Ecuador mediante el comercio ilegal.
En el centro de esta crisis están las víctimas: consumidores que, sin saberlo, se exponen a cócteles cada vez más tóxicos. Ante esta epidemia que avanza en silencio, la comunidad médica insiste en una pregunta incómoda: ¿cuántas muertes más deberán registrarse para que se declare una alerta nacional y se investigue qué drogas circulan realmente en las calles del país?
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