Cárceles del Ecuador aún no logran convertirse en centros de rehabilitación
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Cárceles del Ecuador aún no logran convertirse en centros de rehabilitación
Las cárceles ecuatorianas distan mucho de poder ser llamadas centros de rehabilitación. Los testimonios de quienes tienen relación directa con las prisiones son dramáticos y reveladores, pese a la emergencia carcelaria decretada sucesivamente por varios gobiernos.
Las cárceles ecuatorianas distan mucho de poder ser llamadas centros de rehabilitación. Los testimonios de quienes tienen relación directa con las prisiones son dramáticos y reveladores, pese a la emergencia carcelaria decretada sucesivamente por varios gobiernos.
Narcisa Peña es una de las cientos de personas que tienen a algún familiar recluido. Ella pasó la noche en una banca afuera de la cárcel de Babahoyo a la espera de tener noticias de su hermano, a quien apresaron hace pocos días; dice estar preocupada porque ha escuchado que la cárcel es un lugar muy inseguro.
La cárcel de Babahoyo fue construida en 1917, con capacidad para alrededor de 100 presos, aunque en la actualidad alberga a casi el doble, 196 presos.
Este medio intentó visitar varios centros de reclusión para constatar si las condiciones han mejorado, sin embargo no fue permitido el acceso. Las autoridades de la prisión aseguran que si no hay una orden superior, no pueden hablar con la prensa.
Hace un mes Ecuavisa solicitó una entrevista con un vocero del Ministerio de Justicia para saber cuáles han sido los resultados de la emergencia carcelaria, pero no hubo respuesta.
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