El 10 de Agosto de 1809, en Quito, se dio el primer grito de independencia

Las campanas de las iglesias de Quito sonaron a la vez. Los próceres reunidos en la casa de Manuela Cañizares tomaron el poder y destituyeron al presidente de la Real Audiencia de Quito, Manuel Ruiz de Castilla, asumiendo un autogobierno. Era el 10 de agosto de 1809.

Seis días después fueron hacia el convento de San Agustín para formalizar sus decisiones y autoridades. En esta sala, Juan Pío Montúfar acompañado por Manuel Quiroga, Juan Larrea, Juan de Dios Morales, entre otros próceres, van dando forma a la Junta Suprema.

El lugar que escogieron tiene estilo barroco, tradicional de las lugares religiosos de la época y mantiene las pinturas que rodearon a los intelectuales quiteños: los santos y mártires agustinos en la parte alta. Al otro lado, en el fondo, un retablo representando el calvario. Se conoce como la Sala Capitular.

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Esto da una razón más de por qué se escogió el lugar para firmar el Acta de Independencia. Sin embargo, el documento desapareció. Historiadores han buscado el original y no lo han encontrado. Archivos como los del Municipio de Quito, dan cuenta de su contenido en documentos posteriores como la sesión del Primer Centanario en 1909.

La historia también reseña que la Junta Suprema constituida, en Quito, esperaba el apoyo de otras provincias que, en ese tiempo formaban la Real Audiencia: Guayaquil, Pasto o Popayán.

Las tropas españolas se reforzaron y los proceres cayeron presos fueron masacrados al año siguiente y los restos de cinco de ellos reposan bajo la misma sala en una cripta y tras esta cruz. Son quienes forjaron las bases de la nueva república, de lo que hoy llamamos Ecuador.

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