11 sep 2013 , 11:53

Visita al campo de concentración de Sachsenhausen en Alemania

   
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Fue construido por los nazis en 1936 para liquidar masivamente a judíos, homosexuales y gitanos.

Los campos de concentración y exterminio durante la segunda guerra mundial se mantienen vivos a través de los libros, museos y exposiciones.

 

Uno de ellos es el campo de concentración de Sachsenhausen, situado en Brandenburgo, Alemania. Este campo que en su momento fue considerado  como una de las prisiones más importantes del régimen nazi y que desde 1961 se convirtió en un memorial.

 

Las imborrables imágenes de los años de sufrimiento, crueldad, torturas y exterminio durante la segunda guerra mundial, exponen la magnitud de lo que sucedió en lugares como el campo de concentración de Sachsenhausen, ubicado en la población de Oranienburg- Brandenburgo, a pocos kilómetros de la capital alemana, Berlín.

 

Fue construido por los nazis en 1936 para confinar o liquidar masivamente a opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales y testigos de jehová.

 

Se estima que unos 30.000 prisioneros fueron asesinados dentro del campo, de los 200 mil de 18 nacionalidades que estuvieron en ese lugar.

 

La extensa zona triangular que formaba el campo estaba bajo estricta vigilancia desde seis torres, que se entrelazaban con muros y cercas electrificadas para evitar escapes, pero que eran utilizadas por  muchos prisioneros para quitarse la vida. Otros sufrían extremas condiciones de encierro y aislamiento en celdas especialmente construidas para ese propósito.

 

De Sachsenhausen quedan las barracas 34 y 35, en donde dormían los prisioneros, barracas que incluían los sanitarios y zonas de aseo.

 

Aún quedan los hornos crematorios a donde llegaban los cadáveres de quienes habían sido fusilados o asesinados en las cámaras de gas.

 

Desde que las fuerzas soviéticas ocuparon Berlín hasta 1950, Sachsenhausen pasó a ser un campo de concentración soviético para recluir a funcionarios y colaboradores del régimen nazi,  incluyendo a los prisioneros de los aliados occidentales.

 

Ahora Sachsenhausen, convertido en un memorial,  pretende dejar plasmadas las dolorosas huellas del pasado, para que jamás se repitan.

 

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