La bandera nacional ondeará a media asta en edificios públicos del país y en las embajadas sudafricanas en el extranjero.
La ceremonia que tendrá lugar el sábado 1 de enero en la catedral anglicana de San Jorge en Ciudad del Cabo (suroeste) para despedir al arzobispo emérito Desmond Tutu, que falleció este domingo a los 90 años, será un funeral de Estado, informó hoy el Gobierno de Sudáfrica.
"En reconocimiento de la ilustre vida del difunto arzobispo emérito y su inestimable contribución a la nación" el presidente Cyril Ramaphosa ha designado ese tipo de funeral, anunció la Presidencia en un comunicado difundido este martes. Tras visitar ayer el hogar de Tutu para presentar sus respetos a su familia, Ramaphosa confirmó que el servicio religioso tendría esta categoría y contaría con "características religiosas".
Este tipo de funeral suele incluir "elementos ceremoniales" de las Fuerzas Armadas de Sudáfrica pero, siguiendo los deseos expresados por el propio difunto, esos elementos se limitarán en esta ocasión a la entrega de la bandera nacional a la viuda del arzobispo, Nomalizo Leah Tutu, dijo el Gobierno.
Asimismo, "la bandera nacional ondeará a media asta" en edificios públicos del país y en las embajadas sudafricanas en el extranjero "desde la puesta de sol de hoy (...) y hasta la noche del funeral". Según anunció este lunes Thabo Makgoba, actual arzobispo de Ciudad del Cabo -donde Tutu murió además de ser la primera persona negra en ser nombrada para el cargo en 1986-, las campanas de la catedral de San Jorge sonarán durante toda la semana para honrar al difunto.
Los sudafricanos ya han empezado a dejar ramos de flores y notas de homenaje a Tutu en este templo, símbolo de la democracia en el país conocido como la "catedral del pueblo" durante el régimen racista del "apartheid", que rigió desde 1948 hasta comienzos de los años 90.
Makgoba también reveló que, cumpliendo la voluntad de Tutu, su cuerpo será incinerado y sus cenizas depositadas en la catedral.A la salida ayer de la residencia de la familia de Tutu, Ramaphosa subrayó en declaraciones a los medios que "su estatus global y el amor que está recibiendo desde varios países en el mundo dice mucho de lo que defendió y de lo que la gente vio en él como un gran líder".
Galardonado con el Nobel de la Paz en 1984 por su lucha contra la brutal opresión del "apartheid", a Tutu se le considera una de las figuras clave de la historia contemporánea sudafricana. Su trayectoria ha estado marcada por una constante defensa de los derechos humanos, algo que le llevó a desmarcarse en numerosas ocasiones de la jerarquía eclesiástica para defender abiertamente posiciones como los derechos de los homosexuales o la eutanasia.
En los últimos años se había mantenido alejado de la vida pública debido a su avanzada edad y a los problemas de salud que arrastraba desde hacía años, incluido un cáncer de próstata.
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